Mientras los dedos se afanan sobre el teclado componiendo estas letras, algo repiquetea dentro de quien escribe. Es una rara emoción, cuyo percutir evoca las viejas baquetas de Hidalgo, que parecen rufar sobre el tenso pellejo de su pericardio, haciendo al corazón latir de nuevo con el vigor y la ilusión de la infancia. Cómo no sentir en este instante el pulso inefable de la vida que pasa, de todo lo importante que alguna vez sucedió, sabiendo que con estas letras comienza a cerrarse un círculo que se abrió hace ya mucho tiempo, demasiado quizá, pero acaso el tiempo justo y necesario para que las cosas fueran como debían. Hoy que empezamos a escribir en el ABC, he vuelto a... Ver Más