La conquista del relato

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Un músico entona con su guitarra temas de Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar y otros frente al monumento al flamenco que hay junto al Puente de Triana en Sevilla. No es mal sitio, me acuerdo de haber leído alguna vez que Jerez y Triana son las cunas del cante, yo no entiendo de ese arte, pero hace mucho que me di cuenta de que no es cosa de masas, sino de amistad, de unión entre amigos y personas cercanas. A los artistas flamencos no hay que forzarlos, solo dejarlos que cuando ellos están a gusto se arrancan solos.Los médicos atienden por teléfono consultas que deberían ser presenciales, consultas que te ha organizado un robot, es la medicina por correspondencia, el desprecio absoluto por el ser humano y los derechos que había adquirido. La sanidad privada se ha contagiado también, aquí lo de menos es el enfermo y su enfermedad, lo relevante es llenar la caja todo lo que se pueda.El fontanero o el electricista no acaban de llegar a casa para hacer su trabajo en algún estropicio que tenemos y eso no es lo peor, lo peor es que se citan con el cliente y luego ni avisan si no vienen. El frutero te vende alguna fruta inmadura y el del banco te dice que el banco está a tu servicio como si fuéramos idiotas y no supiéramos que primero está al servicio de sus intereses, de los que sabemos y, sobre todo, de los que no sabemos.No hay día en que un mundo dominado cada vez más, por una parte, de la tecnología ideada para ahorrar dinero a los que llevan la manija de nuestras conciencias no te dé problemas con abundantes palabras en inglés -que queda muy guay- o dándote quebraderos de cabeza con algún cacharro digital del que ya no se puede prescindir para que no te tiren al basurero de la Historia. Google sabe todo de ti, todo, solo le queda dominar tus pensamientos más íntimos, los superficiales los sabe. Wasap pacta con Meta una alianza que consuma ese Gran Hermano, esa dictadura totalitaria que nos rodea en silencio.[articles:341745]Y por ahí anda Yuval Harari afirmando que dentro de veinte años no sabemos ni imaginamos cómo estaremos en lo que a futuro laboral se refiere, por ejemplo. Y que estamos en un tiempo de continuo reciclaje y de una tensión crónica. Lo que aprendemos hoy la semana que viene deja de utilizarse, todos los días aparecen nuevos juguetitos tecnológicos y exigencias de datos personales que van anulando nuestra capacidad mental y nuestra identidad personal y hasta llegará un momento en que colapsarán también los programadores, no se necesitarán tantos, la IA se hará a sí misma.En los años 80, cuando yo empecé a manejar ordenadores, nos decían que iba a ser cosa fácil, que nosotros somos simples usuarios. No, ya somos bastante más que usuarios, hay que saber mucha informática porque estamos ocupando labores que antes desarrollaban seres humanos y sistemas informáticos más simples. Si no te aclaras, vete a un tutorial o al manual de instrucciones. Ya casi eres un súbdito de unas máquinas que jamás te quitarás de encima, máquinas necesarias en un mundo en evolución, pero que, al mismo tiempo, sirven de selección darwiniana contra quienes no se adapten al medio, comenzando por las personas de mayor edad cuyos cerebros no admiten más mensajes, están demasiado cansados y merecen otro trato muy diferente al del edadismo que reciben.Por las ciudades de EE. UU. o China circulan taxis sin conductor y numerosos ingenuos y jóvenes profesores de periodismo actúan como si adoraran la IA aplicada a una profesión que en realidad es comercio, venderle información azul a la clientela azul o roja a la clientela roja.Ahí queda una mínima parte del panorama que vivo, dicho muy parcialmente. ¿Y qué están haciendo en el mundo político los miles de pardillos que pueblan tan sublime tarea y sin ella son poca cosa? Pelear para lograr eso que dicen ahora: controlar el relato. Más viejo que Lucy, la homínida que tiene 3,5 millones de años, esa que descubrieron mientras en un aparato de radio que tenían los científicos para distraerse sonaba Lucy in the Sky with Diamonds de The Beatles, que oían los investigadores en una radio, mientras celebraban el acontecimiento.El hechicero de una tribu, aliado con el jefe, también desean dominar el relato, todos los faraones han querido dominar el relato y cuando Akenatón pretendió cambiarlo hasta que no acabaron con él no pararon. Roma dominó el relato, la Iglesia vaya si lo dominó, desde que en el siglo IV la legalizaron hasta el siglo XVII lo dominó totalmente, a partir de entonces empezaron las grietas, el humano se empeñó en pensar por sí mismo.Todo el que no creía en estos relatos era un hereje y un sacrílego y merecía la muerte. Ahora, todo el que no acepte el de los autodenominados progresistas o el de las derechas o es un facha o es un rojo asqueroso que quiere romper España. Algún lector me ha echado en cara este afán mío por ser algo equilibrado en lo posible (soy humano y a veces me dominan las emociones) pero me limito a intentar cumplir el código deontológico del periodismo. Quienes me lo echan en cara, curiosamente, me están dando la razón cuando he afirmado que el periodismo es un comercio que vende zapatos azules o rojos y además me demuestran que necesitan apoyos simples que convierten en mitología cotidiana para no complicarse la existencia.Hasta algunos aspirantes a rectores de la Universidad de Sevilla se han apuntado ya descaradamente al discurso progre para dominar el relato y seguir consignas partidistas porque saben que el sufragio universal puede lograr que el manido tema de la igualdad o ahora el del genocidio de Gaza y otros follones los lleven al sillón. Con la cantidad de problemas que tiene la US y algunos aspirantes se presentan con el relato común y corriente también en la universidad, diciéndole ya a profesores y alumnos que la verdad sobre el mundo es su relato y por tanto la libertad de cátedra y de cuestionamiento de todo tan propio de la universidad que se vaya todo a freír espárragos, hay que mirar por el voto, ni a la ciencia ni a la academia en general.Sin ir más lejos, señor y señoras candidato/as, ¿cómo vamos a preparar a los futuros profesionales de la comunicación y el periodismo en IA y en redactar correctamente? ¿Estamos preparados los profesores? Porque la comunicación y el periodismo de ahora han experimentado muchos cambios comparados con lo que yo ejercí en los años 70, 80 y parte de los 90. Porque el curso pasado yo tenía en lista 89 alumnos de los cuales por clase iban como mucho cuarenta, los demás se dejaban llevar por la pereza y la IA, sin ir más lejos. ¿Les van a recordar al alumnado que la US no es una universidad a distancia y que es el dinero público quien paga sus matrículas o lo que les interesa es el relato? Ya trataré más extensamente estos asuntos.Antes, en mi época de militante marxista, a lo del relato se le llamaba discurso dominante, se dedicó Gramsci a analizarlo dentro y fuera de la cárcel. Luego, en mis estudios de doctorado en Comunicación y Periodismo, nos lo explicaban como la creación o construcción social de la realidad, basándose, entre otros, en los trabajos de sociólogos como Berger y Luckmann. Más tarde lo llamaron agenda setting siguiendo sobre todo un libro del señor McCombs que repetía lo que ya sabíamos: que los medios de comunicación construyen el orden del día de lo que usted va a pensar y a hablar con sus semejantes a veces hasta el enfrentamiento personal.A eso nos está llevando esta manera de enfrentarse unos contra otros para controlar el relato, es decir, a usted. ¿Sabe que le están diciendo unos y otros? Que es usted un borrego, un ser incapaz de pensar por sí mismo, que no se mueve por su razón y porque busque la verdad en distintos lugares, sino que usted se mueve por sentimientos y le da la razón al que más llora. ¿Es eso verdad? Sí, que lo es, totalmente cierto que lo es.Ahora bien, usted no está aún totalmente controlado por el relato dominante porque si eso llega a ser así franceses y Países Bajos no hubieran rechazado en 2005 la llamada constitución europea ni en España se hubiera dado tanta abstención en el referéndum consiguiente ni en EE. UU. hubieran elegido a Trump dos veces como presidente. El relato en estos casos era el contrario a lo que decidieron los que fueron a votar o se quedaron en casa.Pero, sí, estamos muy impregnados por el relato de quien consiga vendernos unas ideas que sirven para ganar elecciones. Aunque las experiencias posteriores nos demuestren que luego donde dijeron digo dicen Diego, nosotros caemos una y otra vez en el relato. La democracia se ha convertido en una condena para el diferente, tanto y tanto hablar del diferente, menos del diferente que piensa por sí mismo y que pasa de ser ese “ser por sí” hegeliano que es cuando está en el vientre materno al “ser para y por sí” cuando ya sale al exterior y decide aplicar lo que todos los personajes públicos tanto predican como requisito imprescindible: el pensamiento crítico.Sí, critique, critique usted, pero sin cuestionar el relato que se ha establecido, sea azul o rojo. Ahí hemos desembocado, en una nueva dictadura que aplasta al individuo. Y en ella nos desenvolvemos mientras otra dictadura peor domina el mundo, la podemos llamar el Gran Relato mientras que nosotros nos estamos peleando por el relatito.