Por esto dice: «Cuando ascendió a lo alto, se llevó consigo a los cautivos y dio dones a los hombres». Efesios 4:8 Amado Padre que estás en el cielo, te damos gracias porque nos has dado desde lo alto al Señor Jesús, y nos permites estar con él y encontrar alegría, aunque estamos rodeados por todo lo que va a perecer y desaparecer. Porque con Cristo Jesús nos tomas de la mano en los momentos de ansiedad, necesidad y muerte. Concede que él esté con nosotros mientras continuamos nuestro peregrinaje. Concédenos tu Espíritu, porque somos pobres en espíritu y en alma. Danos tu Espíritu Santo desde lo alto. Solamente en nuestras debilidades llegamos a entender la fuerza y la victoria que nos traes por medio del Señor Jesús, nuestro Salvador. El Señor Jesús es nuestro Salvador del cuerpo, alma y espíritu, por siempre y para siempre. Amén. Artículos recientes de Plough Joy Marie Clarkson Todos somos violinistas en el tejado Sesenta y un años después, ¿qué puede enseñarnos sobre tradición un clásico de los musicales? Leer Wayne A. Ewing Ayuda en el país del olvido Un hombre que cuida a su esposa con demencia encuentra valles oscuros, pero también recursos espirituales ilimitados. Leer