El Juzgado de lo Penal número 3 de Córdoba ha condenado este lunes, en una sentencia de conformidad, a un año y nueve meses de prisión a un profesor de un colegio público del Valle del Guadiato acusado de un delito continuado de receptación y contrabando de piezas arqueológicas. La sentencia obliga a este traficante de arte a depositar a modo de responsabilidad civil las 2.338 piezas incautadas en su domicilio en septiembre de 2020 de forma definitiva en el Museo Arqueológico de Córdoba , propiedad de la Junta de Andalucía , en lo que constituye, como recoge la sentencia, «la mayor aprehensión de restos arqueológicos en la historia reciente en la provincia». La operación que dio lugar a este hallazgo y a la detención de este coleccionista se inició en junio de 2020, cuando la Guardia Civil de Peñarroya-Pueblonuevo detectó un perfil de compraventa en internet donde el acusado ofertaba 348 lotes de monedas (más de 800 piezas) bajo un seudónimo. El rastreo condujo hasta su vivienda, donde en un registro voluntario se localizaron las piezas arqueológicas , sin catalogar ni certificado de autenticidad, junto a un detector de metales. Los agentes catalogaron hasta 51 lotes con objetos que abarcan desde la Prehistoria hasta la época Islámica . Según la calificación del fiscal, modificada en el acto del juicio a la que ha tenido acceso ABC, la operación se basa en el hallazgo de restos arqueológicos por personas que no han podido ser determinadas, desde al menos el año 2017 , las cuales han utilizado maquinas detectoras de metales para acotar terrenos de yacimientos con interés arqueológico, de manera que se han producido daños y una pérdida de información histórica irreversible ya que no se utiliza ningún método arqueológico, por la propia naturaleza de este acto furtivo, a fin de conservar este bien público. El acusado, según el fallo judicial, procedió a la compra de relevantes restos arqueológicos, monedas y otros, aportando como domicilio de entrega para compras y para ventas el nombre y dirección postal de un colegio público , donde trabaja como profesor, «como forma de ocultar lo ilícitamente traficado». A pesar de ser consciente del valor histórico asociado a las piezas traficadas el acusado, según recogía ya en su escrito el Ministerio Público, «nunca ha solicitado autorización o comunicación de hallazgos casuales a la Delegación Territorial de Fomento , Infraestructura, Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía en Córdoba, por lo que no está autorizado a la tenencia de piezas arqueológicas«. Al menos desde el año 2015 se ha detectado la puesta en venta de unos 2.000 lotes de piezas arqueológicas, compuesto de más de 6.000 objetos de esta naturaleza desde fines de la Prehistoria hasta la época islámica. El acusado, asegura el fiscal en su escrito de acusación, «adquiría estas piezas y, a su vez, las vendía para obtener un lucro económico ». Los agentes catalogaron hasta 51 lotes de estos elementos arqueológicos, muchos de ellos de alto valor patrimonial e histórico. El primero de esos lotes- 585 piezas -, el más abundante; está compuesto íntegramente por monedas, la mayor parte de ellas ilegible. El segundo estaba compuesto por 25 piezas básicamente de útiles líticos pulimentados del Neolítico y Calcolítico (entre el VI y III milenios a.n.e.) y útiles líticos tallados en el Paleolítico (antes del 10.000 a.n.e.) Destacan tres ídolos oculados calcolíticos ( III mil. a.n.e.), que son las piezas más importantes del lote. En otros lotes, se encuentran desde piezas o tallados líticos del calcolíticos a otras en otro lote con más de 60 piezas compuesto casi en su totalidad piezas metálicas (bronce), bastantes de ellas de naturaleza indescifrable. Destacan algunas puntas de tipo Palmera (Calcolítico) y fíbulas y fragmentos de fíbulas célticas , que tienen un considerable valor. Junto a ellas, una serie de objetos, algunos inclasificables , definen al lote como un conjunto de piezas extraídas de yacimientos con el uso de detectores de metales. «La pieza 60 es muy importante», recoge el mismo escrito de la acusación pública. Aunque estas piezas son de fechas que van del Paleolítico a la época islámica, hay dos restos arqueológicos especiales dentro de uno de estos lotes en los que se encuentran un alfiler y un dedal de talabartero, ambos de bronce y ambos con cronología califal (siglo X) o ligeramente posterior; las dos tienen una considerable importancia. En otro conjunto de piezas, exclusivamente compuesto por objetos metálicos, se encuentran otros como un cinturón visigótico y una plaquita de plomo con escritura árabe (siglos XII-XV) que debe ser un amuleto. También hay un ídolo oculado calcolítico tallado en una placa de pizarra, una cucharilla romana de hueso para cosméticos, un hueso decorado posiblemente calcolítico, una pequeña colección de puntas metálicas pre y protohistóricas, los glandes de plomo y la colección de útiles líticos/microlitos tallados que, como los similares en otros lotes, tienen un indudable valor patrimonial. Entre los cientos de monedas de distintas épocas y distinto valor, destacan, sobre todas, monedas de plata griegas helenísticas, o el conjunto de dedales de costura, pero con algún ejemplar medieval (siglos X-XI) de talabartero. En su informe, el Ministerio Público subrayaba un valiosísimo conjunto de pendientes de oro romanos, de distinta tipología y cronología y 44 cuentas de collar de cuarzo rosa, que debieron pertenecer a un mismo collar y cuyo valor puede ser altísimo si se trata de piezas andalusíes de los siglos X al XII, como parece lo más probable. La Fiscalía solicitaba inicialmente dos años y medio de prisión, así como el comiso de las piezas y del detector de metales. Finalmente, la sentencia de conformidad el juez ha admitido la atenuante solicitada por la defensa y la Fiscalía por dilaciones indebidas no imputables al encartado y fijado la pena en un año y nueve meses de cárcel, con suspensión de la condena al no tener antecedentes penales.