El dato ha impactado a la mayoría de la clase política de Cataluña. Aliança Catalana no dejaba de subir en las encuestas, pero el sondeo de La Vanguardia publicado este domingo ha supuesto un enorme salto cualitativo al darle hasta 19 escaños en el Parlament, muy por encima de los dos que tiene actualmente y situando al partido de Sílvia Orriols, alcaldesa de Ripoll, como cuarta fuerza.La subida de Aliança, un partido de extrema derecha, independentista y contra la migración, bebe especialmente de una teórica fuga de votos desde Junts. Los de Carles Puigdemont sienten ya el aliento de un sorpasso, al obtener en el barómetro 21 representantes, lo que supone una caída de hasta 14 escaños respecto a los 35 que obtuvieron en las pasadas elecciones catalanas.Junts no quiere oficialmente hacer valoraciones sobre el sondeo y en la dirección del partido reiteran: “No comentamos encuestas”. En la órbita posconvergente incluso tratan de rebajar en redes la fiabilidad del estudio. Y el partido de Carles Puigdemont decidió guardar silencio y no informar tras la reunión, este lunes, de la Ejecutiva Permanente en Bruselas con el expresident al frente de la cita.A pesar de ese silencio, internamente hay preocupación, según fuentes posconvergentes. Especialmente entre cargos medios y locales, que ya llevan tiempo avisando a la cúpula de lo que están viendo y escuchando en las calles. Y, además, el sondeo ha dejado otro aviso: Aliança Catalana supera a los de Puigdemont en Girona y Lleida, las dos provincias donde tiene más tirón el independentismo y donde se impuso Junts en los comicios autonómicos. Sus feudos están en peligro.A pesar de que en las pasadas elecciones Puigdemont dijo que nunca pactaría con Aliança, ahora en Junts no hay una estrategia clara definida ante un partido que le está robando parte de la tarta electoral. Lo que sí ha provocado esta competición es que los posconvergentes hayan endurecido su postura respecto a la migración.Pero, si no hay sorpresas de última hora, Junts se va a llevar un chasco en el Congreso de los Diputados donde no tiene visos de prosperar este martes la votación de admisión a trámite de la proposición de ley pactada con el PSOE para la transferencia de las competencias de migración a la Generalitat. Esta fue una exigencia de Junts al PSOE para dar su apoyo a varios decretos en el Senado al inicio de la legislatura.El ‘no’ viene principalmente por Podemos. Los dos partidos han cruzado durísimas acusaciones en las horas previas a la votación de este martes por la tarde. El secretario general de Junts, Jordi Turull, acusó a los de Ione Belarra de “anticatalanistas”: “Ni las peores cloacas se atrevieron a llamarnos racistas”. Los morados, a través de Pablo Fernández, contestaron este lunes: “Que este señor venga a llamarnos catalanófobos es infame, una estupidez y una absoluta gilipollez de este personaje, al que se le tendría que caer la cara de vergüenza. Fuimos el único partido que fue a visitar a los políticos catalanes encarcelados por reclamar la independencia”.Desde el PSOE tratan de desinflamar la votación en el Congreso. En La Moncloa y en Ferraz repiten que ellos han cumplido con su parte del trato con Junts, pero que no pueden comprometer el voto de otros partidos como Podemos. Por ello, insisten en que este posible rechazo no tiene que suponer una ruptura de relaciones con los de Puigdemont. Fuentes del núcleo duro socialista trasladan que seguirán aplicando la fórmula actual: diálogo y discreción. En el PSOE saben que Junts negocia “carpeta a carpeta” y no se atreven a aventurar por dónde irá el aire de ese partido al calor de las encuestas.En el PSOE reconocen que es muy “preocupante” el dato que arroja la encuesta con el incremento tanto de Aliança Catalana como de Vox (que superaría incluso al PP en las catalanas). Por eso, subrayan los socialistas que, ante este panorama, hay que dejar claro que ellos son los que pueden garantizar que la ultraderecha no llegue a los gobiernos.Desde el Govern de Illa, según declaró el conseller de Presidencia, Albert Dalmau, se enmarca el auge de Aliança Catalana en la frustración generada por el procés: "Hemos prometido helado de postre todos los días, hemos prometido 'Magia Borrás' y que lo solucionaríamos todo, y después de todo, una inmensa frustración. Hombre, tampoco sé por qué nos sorprende tanto que haya algunas personas que se hayan lanzado al independentismo radical".La política catalana es un vaso comunicante ahora mismo con lo que pasa en el Congreso, donde el PSOE necesita a Junts y a ERC para sacar las leyes. En la reunión de la semana pasada, Puigdemont trasladó al expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero que no va a apoyar los presupuestos generales del Estado si no se cumplen todos los compromisos adquirido para la investidura de Pedro Sánchez.Este fin de semana llegó un nuevo aviso de Junts a La Moncloa a través de Jordi Turull, quien emplazó a las bases del partido a "prepararse" para el "nuevo ciclo que puede empezar" tras las decisiones que Junts "debe tomar sí o sí bien pronto"."Será un ciclo donde los independentistas seremos motivo de muchas presiones, una brutal prueba de resistencia. Nuestro país y nuestro partido tendremos que jugar la partida que definirá nuestro futuro. De nuestros éxitos dependerá que Cataluña ponga freno a la estrategia desnacionalizadora del president Salvador Illa", lanzó Turull, quien hizo una metáfora sobre el “tiempo de barbecho” que se ha vivido para “reponer” la tierra: "Después de la cosecha, hay que dejar el campo, y cuidarlo para que se vuelva a nutrir".