Escrivá restaura el pesimismo en torno a la vivienda

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La llegada de José Luis Escrivá a la jefatura del Banco de España en septiembre de 2024 estuvo acompañada de un mensaje de alivio para el Gobierno en torno a la crisis de la vivienda que llamó la atención a todo el mundo. Frente a un déficit de 600.000 inmuebles para 2025, preconizado por la entidad bajo la batuta del saliente gobernador Pablo Hernández de Cos, un documento ocasional recortó en unas 100.000 viviendas el déficit con la excusa de un cambio del plazo de cálculo. El Banco, además, se abría a la posibilidad de que la situación mejorase con una horquilla que podía reducir el déficit en 50.000 viviendas. Un año después, el gobernador se cae del guindo, sacrifica su sesgo optimista y apuesta a que el déficit previsto originalmente aumentará hasta 700.000 viviendas. Lo que hay que reconocerle es coherencia en el diagnóstico: el problema sigue siendo básicamente de oferta y, desafortunadamente, los políticos no hacen más que seguir recalentando la demanda.