¿Qué va a pasar con Cantora, la mítica finca de Paquirri que heredó Isabel Pantoja?

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La finca Cantora, situada en el término municipal de Medina Sidonia (Cádiz), ha sido durante décadas uno de los lugares más icónicos del universo del corazón. Con más de 500 hectáreas de extensión, fue el proyecto de vida y el refugio familiar del torero Francisco Rivera Paquirri. Tras su fallecimiento en 1984, pasó a manos de su viuda, Isabel Pantoja, quien convirtió el cortijo en su residencia habitual, donde crio a sus hijos y afrontó tanto momentos de felicidad como los capítulos más difíciles de su vida.El terreno, ubicado en la carretera A-396, representaba para Paquirri un sueño cumplido al poder contar con un espacio amplio donde criar ganado y disfrutar del campo. A su muerte, la finca quedó dividida entre su familia. Isabel Pantoja heredó el 51% de la propiedad, mientras que el 49% restante pasó a su hijo Francisco José, conocido como Kiko Rivera.Una finca cargada de historia y recuerdosCantora no es solo una finca agrícola y ganadera. Además de la casa principal, con dos plantas que incluyen salones, dormitorios y cocina, cuenta con instalaciones vinculadas al mundo taurino y a la vida rural: caballerizas, plaza de tientas, naves industriales, piscina, sauna, bodega, gimnasio, trasteros, garajes y oficinas. En sus interiores permanecieron durante décadas recuerdos personales y profesionales, entre ellos fotografías, trofeos taurinos y objetos de Paquirri, que formaron parte de una guerra mediática entre Pantoja y los otros dos hijos del torero, frutos de su relación con Carmina Ordóñez, Fran y Cayetano Rivera.En los últimos días, Isabel Pantoja ha iniciado el vaciado de la finca, empaquetando pertenencias y recuerdos familiares para trasladarlos a República Dominicana, en un intento por recuperar la estabilidad económica en un momento especialmente delicado. Ni siquiera su última gira artística ha sido suficiente para frenar las deudas acumuladas. Durante tres jornadas, un contenedor con capacidad para 34.000 kilos recogió enseres de la cantante, que ya prepara su mudanza definitiva.El futuro de Cantora, sin embargo, es incierto. La salida de la tonadillera deja abierta la pregunta sobre el destino de la finca. Antonio Rossi, periodista especializado en crónica social, apuntó que “la finca se la quede un grupo inversor, porque hay tantos avales a los que debe responder, tantas deudas, y no solo con Hacienda, sino también con los bancos, de pagos no realizados, hipotecas. Así que si se subastara, sus bienes inmobiliarios son insuficientes para afrontar todo lo que debe. No le daría, la verdad”.Lo que parece claro es que Cantora ya no será el refugio familiar que representó durante cuatro décadas. El cortijo que fue símbolo de la unión entre Isabel Pantoja y Paquirri se despide de la vida cotidiana de la artista, quedando como un capítulo más en la historia de la familia Rivera Pantoja.