En un país acostumbrado a bajos niveles de drogadicción, el consumo de este cannabinoide sintético altamente adictivo, más barato y potente que la marihuana, se ha extendido en los últimos años en la capital e incluso en provincia.Una dosis puede costar 100 pesos (unos 25 centavos de dólar), tres veces menos que el paquete de cigarrillos más barato vendido en la isla.