Un hombre secuestrado pide auxilio a un vecino con mensajes en servilletas: «Llama a la Policía. Es muy agresivo y tiene armas»

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Las paredes de cualquier bloque de viviendas pueden esconder, sea el barrio que sea, historias que parecen de otro mundo. Ha vuelto a ocurrir, otra persona secuestrada , en este caso durante varios días, por alguien de su círculo. Y víctima de torturas. Hasta que la Policía Nacional , después de que el rehén pidiera auxilio con mensajes en servilletas lanzadas por una ventana lo liberó y engrilletó al responsable. Según ha podido saber ABC, el captor cuenta con un variado catálogo de antecedentes. Este mes de septiembre no ha sido bueno para David, español de 38 años. Primero, se quedó en la calle, sin un lugar donde vivir. Pero se encontró con un conocido del barrio, de Nueva Numancia (Puente de Vallecas), Younes, nacido en España hace 33. Se llevaban tratando desde hace cinco años, comían juntos de vez en cuando… Así que a la víctima de esta historia le pareció estupendo que lo invitara a quedarse en su casa hasta que encontrara donde ir. Aceptó el favor. Se trata de un tercer piso de la calle de Enrique Velasco, 24, la última planta de un portal antiguo, pero en el que residen más vecinos. Y fue uno de ellos el que el pasado 11 de septiembre llamó a la Policía Nacional, muy nervioso, sobre las nueve y diez de la noche: «Estoy recibiendo notas de papel de alguien que me las lanza desde la ventana y me pide ayuda desde el tercer piso. Llevo días escuchando gritos de auxilio y golpes , pero el propietario es muy agresivo y conflictivo«, alertó, pidiendo quedar en el anonimato. Los agentes (y este periódico) accedieron a los papeles, unas servilletas en las que se lee: «Necesito que tire la puerta la Policía. Rápido, por favor, es una persona violenta y tiene armas en casa», ponía, con faltas de ortografía, en una de ellas. En otra, añadía: «Necesito ayuda urgente. Estoy encerrado, no puedo salir. Llamar a Policía 112. Estoy secuestrado. Me ha pegado, le pido discreción». Adjuntaba el número de móvil de sus padres y la dirección completa del lugar de su cautiverio. Funcionarios de la comisaría de Puente de Vallecas y del Grupo de Atención al Ciudadano (GAC) de la Jefatura Superior de Policía de Madrid se trasladaron de inmediato al sitio. Al subir al rellano, vieron que David estaba con medio cuerpo fuera por la ventana y les dijo: «Por favor, me va a matar, ayudadme a salir. Sacadme, por favor, o salto, que me está vigilando por las cámaras y, como vuelva, me mata». No paraba de insistir y los agentes le pidieron que se tranquilizara y hablara mejor con ellos desde otra ventana que tenía rejas, para evitar que se defenestrara. Intentaron abrir la puerta del domicilio, sin éxito, pues el secuestrador había dejado echada la llave antes de marcharse con una mujer. Sí que llamaron a los Bomberos, que lograron franquear el paso. La víctima presentaba un fuerte golpe en el ojo y un gran hematoma en la espalda. Explicó a los agente lo sucedido: «Desde hace una semana duermo en este piso. Pero Younes se ha enterado de que me iba a llegar un dinero por un negocio en Portugal y me ha exigido que se lo dé por estar allí. Como me he negado, me ha empezado a golpear con objetos contundentes y me amenaza con armas blancas». Además, le había quitado el teléfono móvil, así que, para pedir ayuda y aprovechando el rato que iba a pasar el sospechoso en la calle con la chica, se las apañó para escribir y tirar los mensajes de auxilio al vecino. David fue trasladado por los servicios sanitarios al hospital Gregorio Marañón. El dinero que iba percibir eran 10.000 euros, además de una paga de 400 euros mensuales. Mientras, los investigadores montaron una vigilancia discreta en torno a la vivienda, después de dejar el piso como estaba, para que el sujeto no sospechara. Hasta que lo vieron regresar a casa y fue arrestado. Tiene antecedentes por asuntos relacionados con drogas y delitos contra el patrimonio, ademas de reclamaciones judiciales. Ahora, suma los cargos de detención ilegal, torturas, lesiones y tenencia ilícita de armas. Se espera que esté un tiempo fuera de la circulación.