Cuando se habla con colaboradores y dirigentes del PSOE sobre María Jesús Montero, suele aparecer una imagen recurrente: la de una malabarista de circo sosteniendo varios platos en el aire, siempre sonriente, siempre dispuesta al "más difícil todavía". Si esos platillos están a punto de estrellarse contra el suelo o si la equilibrista mantiene la función en pie depende del cristal con que se mire y de las simpatías -o antipatías- hacia una dirigente que lleva más de dos décadas en la primera línea de la gestión y la política. Donde se dice platillos, léase problemas: el caso Salazar, el caso SEPI, el bloqueo con Junts, la falta de Presupuestos, la negociación fiscal con Cataluña que irrita al resto de comunidades Una agenda sin tregua. El no va más de todo espectáculo.Seguir leyendo....