Las aplicaciones de inteligencia artificial han crecido de forma tan explosiva que su consumo de energía empieza a desafiar la infraestructura eléctrica existente. Mientras millones de personas interactúan con chatbots, generan videos o gestionan tareas complejas en la nube, enormes centros de datos trabajan sin descanso. Estos centros requieren no solo electricidad en grandes cantidades, sino también agua para mantener la temperatura de sus procesadores bajo control.Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), la demanda eléctrica global de centros de datos podría duplicarse para 2030, superando los 200 gigavatios (GW). Solo en Estados Unidos, el incremento podría alcanzar los 130GW, dejando un posible déficit de hasta 80GW si no se adoptan soluciones a tiempo. La urgencia ha llevado a las empresas tecnológicas a explorar fuentes energéticas no convencionales y privadas, desde turbinas de avión recicladas hasta centros de datos submarinos o incluso en el espacio.Un giro hacia el gas natural y las tecnologías emergentesA pesar de las promesas pasadas de utilizar energía renovable, la realidad es que la prioridad actual es simplemente conseguir suficiente electricidad. Muchas grandes tecnológicas están firmando acuerdos con proveedores de gas natural, una fuente que hasta hace poco era evitada por sus emisiones. Solo en EE.UU., hay 114GW de nueva capacidad de gas en planificación, el doble que el año anterior. La mitad de ese aumento se atribuye directamente al crecimiento de la demanda por parte de los centros de datos.Algunas empresas intentan suavizar el impacto ambiental mediante captura y almacenamiento de carbono (CCS). Google, por ejemplo, firmó un acuerdo para apoyar una planta de gas con CCS en Illinois, que promete reducir hasta el 90% de sus emisiones. No obstante, esta tecnología aún es costosa y poco madura. Organizaciones como Beyond Fossil Fuels advierten que los centros de datos europeos sin CCS podrían generar 39 millones de toneladas de CO2 en 2030.La opción nuclear gana protagonismoEn este panorama de urgencia y falta de soluciones inmediatas, la energía nuclear empieza a destacar como una alternativa viable para alimentar la IA sin aumentar la huella de carbono. Microsoft, por ejemplo, ha acordado reactivar la planta nuclear de Three Mile Island en Pensilvania, y otras empresas están explorando los reactores nucleares modulares pequeños (SMR), una tecnología que promete producir energía limpia, constante y a menor escala.Los SMR funcionan de manera similar a los reactores convencionales, pero con mayor flexibilidad y potencial para ser instalados cerca de los centros de datos. TerraPower, fundada por Bill Gates, ya construye su primer SMR en Wyoming y colabora con Sabey Data Centers para evaluar su despliegue en regiones como las Montañas Rocosas y Texas. Google también ha firmado un acuerdo de compra de energía con la empresa Kairos Power, con la expectativa de inaugurar su primer sitio en Tennessee para 2030.Obstáculos en el camino: regulación, seguridad y plazosAunque la idea de usar SMRs para alimentar centros de datos resulta atractiva, la realidad es más compleja. Aún no se ha completado ninguna transacción comercial en occidente para estos reactores. Algunos expertos sugieren que en lugar de construir SMRs junto a los centros de datos, podría ser más práctico conectarlos a la red eléctrica general y transportar la energía desde allí. Esto permitiría mayor flexibilidad en la ubicación de los reactores y facilitaría la gestión de la seguridad.En cuanto a la financiación, muchos fondos de infraestructura privados aún se muestran escépticos ante la falta de pruebas a gran escala de esta tecnología. Además, persisten preocupaciones sobre la seguridad y el tratamiento de residuos nucleares, especialmente si los SMRs se ubican cerca de zonas urbanas. Expertos como Ross Peel, del King’s College London, subrayan la necesidad de planificar la seguridad desde la fase de diseño, dada la nueva realidad de emplazamientos más accesibles.Alternativas con menos riesgo: la geotermia como apoyo estratégicoDado que los SMRs no estarán disponibles en el corto plazo, otras fuentes de baja emisión como la energía geotérmica están ganando tracción. Islandia, donde casi un tercio de la electricidad proviene de esta fuente, ya es un polo de centros de datos en Europa. Microsoft está explorando opciones geotérmicas en Kenia, mientras en el oeste de EE.UU. varias empresas buscan aprovechar los recursos geotérmicos de la región.Este tipo de energía es especialmente atractiva para cargas de trabajo menos sensibles al tiempo de respuesta, lo que permite instalar centros de datos en ubicaciones más alejadas sin afectar el rendimiento. Aunque la geotermia no es una solución global, cada pequeño porcentaje ayuda a aliviar la creciente presión energética.Reorganizar la geografía digital: una solución localOtra estrategia consiste en ubicar los centros de datos más cerca de las fuentes de energía renovable que actualmente se desaprovechan. En Reino Unido, por ejemplo, se sugiere trasladar instalaciones al norte del país, donde los parques eólicos marinos generan electricidad que a menudo no puede inyectarse a la red por limitaciones de infraestructura. Esta reubicación podría aprovechar esos kilovatios verdes desperdiciados, mejorando la eficiencia del sistema.La flexibilidad también es clave. Algunos operadores ya planean ejecutar tareas que consumen mucha energía fuera de los horarios pico, disminuyendo el impacto en las redes locales. Con un centro de datos tardando entre 18 y 24 meses en entrar en funcionamiento, este calendario encaja bien con proyectos de renovables combinados con almacenamiento.Una mezcla necesaria: entre lo ideal y lo posibleAunque las energías renovables puras aún tienen limitaciones para garantizar la continuidad operativa que exigen los centros de datos, su despliegue rápido y menor impacto ambiental las convierte en piezas fundamentales del nuevo ecosistema eléctrico. Si bien muchas empresas parecen menos comprometidas con sus metas de carbono cero que en el pasado, las renovables siguen representando una opción comercialmente atractiva.La respuesta a la creciente demanda energética de la IA no estará en una sola fuente. El futuro será necesariamente una combinación de tecnologías: gas con captura de carbono, nuclear a largo plazo, geotermia localizada y renovables con almacenamiento. Todo dependerá de la ubicación, la aplicación y la velocidad con la que se quiera avanzar.La noticia El dilema energético de la IA: ¿Es hora de mirar hacia la energía nuclear? fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.