Edición original: Image ComicsGuion: Rob LiefeldDibujo: Rob LiefeldEntintado: Rob Liefeld con Chance WolfColor: Juan Manuel RodriguezRotulación: Russ WootonFormato: Grapa. 32 páginas. $4.99Rob Strikes BackEn 2019 se hizo público que Rob Liefeld había perdido los derechos de Youngblood, una de sus series más conocidas y una de las series más emblemáticas de la historia de Image Comics. Los derechos habían ido a parar a Scott Rosenberg, uno de los inversores de Awesome Comics, el difunto sello editorial de las creaciones de Liefeld, quien, necesitado de dinero, se los vendió a Andrew Rev, un infame empresario en la industria del cómic norteamericano. Los planes de Rev para Youngblood no incluían a Liefeld, algo que enojó tanto al autor que anunció en redes sociales que no volvería a trabajar en esta serie a menos que los derechos pasen a otras manos. Y eso es lo que milagrosamente sucedió. Los intentos de Rev por relanzar Youngblood no llegaron a buen parte, el empresario estafó a todos los autores involucrados, y, por motivos desconocidos, los derechos volvieron a Scott Rosenberg, que ha apostado por un relanzamiento a cargo de nada más y nada menos que Rob Liefeld. Por supuesto, en Zona Negativa no hemos podido resistir la tentación de reseñar este relanzamiento. Con un poco de retraso respecto a la fecha de publicación, pero ya lo dice el refrán, lo bueno se hace esperar. Debo admitir que me esperaba otro cómic más de Liefeld, un autor que hay que reconocer que es consistente como pocos debido a su nula evolución creativa desde los 90. Leído un cómic de Liefeld, leídos todos. O eso pensaba. Cuál no sería mi sorpresa al encontrarme con un cómic insuficiente incluso para estándares de Liefeld. El primer número de este nuevo Youngblood ni intenta contar una historia interesante. Liefeld parece ser finalmente consciente de que sus fans sólo quieren verle dibujar escenas de acción con sus personajes favoritos, pues la estructura de este primer número son dos páginas de introducción y luego treinta páginas en las que Youngblood reparte tortas a diestro y siniestro. Y no esperéis una introducción detallada: Liefeld tan sólo nos dice que hay un villano que va a conquistar el mundo si Youngblood no le da una paliza… y listos, ya tenemos un cómic de 32 páginas. Cómics como Shaolin Cowboy tienen también un argumento que se podría resumir en la mitad de un pañuelo, pero a cambio ofrecen escenas de acción visualmente intensas y estimulantes, una ambientación vistosa, diálogos con chispa o personajes interesantes. Youngblood no ofrece nada de eso. La caracterización de personajes es nula; se asume que ya los conocemos y de todos modos no nos interesa su trasfondo o personalidad, sino verlos disparar rifles gigantescos o dar patadas al aire. Así pues, no hay diferencia alguna entre los diálogos de, por ejemplo, Shaft y Die-Hard. Diálogos, por cierto, insípidos y poco trabajados. El villano no es más que otra copia de Strife, el clon malvado de Cable que Liefeld creó en mejores tiempos, pero no es ni la mitad de lamentable que su secuaz, una copia de Deadpool que acapara buena parte del cómic. Su otro secuaz es irreconocible a pesar de que el guion parece indicar que su identidad debería sorprendernos. ¿Es Combat?, ¿es Dutch? Francamente, no lo sé y el guion no aporta cuadro de narración o diálogo que me dé alguna pista. Más reconocibles son los personajes invitados que aparecen en el cliffhanger de este número, pero su presencia sólo alimenta mi cinismo; están ahí porque son una creación de Liefeld y sus fans quieren verlos. Incluso más lamentable es el dibujo. No hay ni un fugaz destello de creatividad o planificación en la narrativa visual; Rob apila y junta viñetas grandes sin esmero alguno, alcanzando a duras penas la continuidad mínima para que sus páginas puedan calificarse como un cómic en vez de una colección de pin-ups. Predominan los encuadros cercanos y centrados en los personajes, lo que le ahorra tener que dibujar pies, detalles de fondo o coreografías elaboradas. Tan perezoso y desganado debía estar Liefeld que ni siquiera hace uso de todo su repertorio de poses molonas cuando la perspectiva de las viñetas le deja un poco de margen para dibujar sus famosas escenas de acción. Los personajes se pasan prácticamente todo el cómic alternando las tres mismas posturas. De los errores de perspectiva y anatomía mejor ni hablar; son tan evidentes que distraen durante la lectura. Estilísticamente, este es probablemente el peor cómic de Liefeld que habré leído en mi vida, mucho peor que Halcón y Paloma, Comandante X o cualquier otra de sus producciones modernas. Feo a rabiar, está dibujado y entintado con mucha dejadez, y encima los colores digitales de Juan Manuel Rodriguez, correctos a nivel técnico pero inapropiados para el trazo de Liefeld, redoblan el feísmo. Comparemos este relanzamiento con el primer volumen de Youngblood, que dista mucho de ser un clásico, pero por lo menos rebosaba una energía y convicción que están ausentes en este relanzamiento. En 1992, Liefeld creía en sí mismo, en su visión del cómic de superhéroes, y se esforzaba en ofrecer un cómic de acción a la altura de las expectativas de sus lectores. Sus lápices evidenciaban trabajo y dedicación. Sus personajes eran clichés con patas, pero intentaba darles una personalidad diferente a cada uno. La narrativa visual tomaba notas de referentes de calidad, intentaba usar los recursos y la distribución de viñetas apropiada para un cómic de acción blockbuster. Había una historia con hasta un poco de trasfondo político. ¡Había subtramas y conflictos personales! Otros (mejores) tiemposHoy, más de tres décadas después, Liefeld no sólo lleva largo tiempo estancado artísticamente, sino que muestra claros signos de agotamiento y deterioro. Este relanzamiento de Youngblood es lo peor que he leído de él y de Image Comics en mucho tiempo. Un cómic del que deberían avergonzarse. Un cómic que no estoy seguro que vaya a gustar incluso a los fans más fanáticos de Liefeld. Por cierto, si Liefeld está ya desganado en el primer número, ¿cuántos números podemos esperar de este relanzamiento? No hay relanzamiento de Youngblood que no haya quedado inconcluso… Lo mejor• En la primera página hay un homenaje a la primera generación de Image•Me ha hecho apreciar un poco el volumen original de YoungbloodLo peor• Todo