¿Por qué te sacaste el carné de conducir? Posiblemente, porque no querías depender del autobús, o de tus padres; porque necesitabas el coche para trabajar o, simplemente, porque querías conducir. En el caso de Quentin Tarantino, la razón fue muy diferente. Tener un automóvil le permitía acudir al cine más recóndito de los Ángeles en busca de la película que deseaba ver. Y con ninguna gastó más gasolina que con El ex - preso de Corea, no disponible en ninguna plataforma en España.El ex – preso de Corea es una de las traducciones más estrafalarias que se han hecho nunca de un título en nuestro país, y eso que el galardón está competido. Rolling Thunder (Algo así como Tormenta atronadora) fue transformada en España en El ex – preso de Corea, quizá con el objetivo de asociarla cómicamente (aunque ninguna de las dos películas dé muchos motivos para reírse) con El expreso de medianoche, con la que compartió cartelera. Otra que sufrió una suerte similar fue El expreso de Chicago, cuyo título original era Silver Streak.La película que le cambió la vida a TarantinoEl ladillo puede parecer rimbombante, pero es el propio Tarantino el que le reconoce tal honor en su libro Meditaciones de cine. Escrita por Paul Schrader, el guionista de Taxi Driver (de 1976, un año antes que El ex – preso de Corea) retorna a sus héroes atormentados por un pasado en la jungla vietnamita (lo cual hace aún más injustificable que el “expreso” provenga de Corea) e incapaces de dejar la guerra atrás.El protagonista de El ex – preso de Corea descubre, al llegar a su hogar, que su familia ha sido asesinada por unos delincuentes mexicanos. Esto abrirá dos fuegos en la película: el de la venganza de su protagonista contra estos hombres y, también, contra quienes lo convirtieron en un arma de matar inútil en tiempos de paz. “¿Qué tenía la película que me molara tanto?”, se pregunta Tarantino. A lo largo del capítulo que le dedica en Meditaciones sobre cine, uno viene a entender que al director de Pulp fiction le gustaba absolutamente todo de El ex – preso de Corea.Sin embargo, uno de los motivos por los que destaca esta película “salvaje, fascista, vengativa y grandiosa” es que fue la primera que lo hizo sentirse crítico cinematográfico. El ex – preso de Corea lo inició en el análisis de las películas, que, hasta entonces, eran su gran pasión, pero una pasión que se difuminaba con los títulos de crédito. Además, Tarantino define Rolling Thunder como “la mejor combinación de un estudio de personaje y una película de acción jamás realizada”.Su devoción por El ex – preso de Corea es tal que, cuando trazaba las líneas maestras de The Movie Critic (a la postre cancelada porque “quién va a querer ver una película sobre un crítico de cine”), le pidió permiso a Paul Schrader para alterar el final de Rolling Thunder. El director y guionista se lo otorgó, pero nunca sabremos qué pretendía hacer Tarantino con esa licencia creativa. O, mejor dicho, nunca sabremos qué pretendía inventarse el hombre que decidió que a Hitler lo ametrallaba Brad Pitt o que a los Manson los carbonizaba DiCaprio con un lanzallamas.