No podía ser oscuro. Tampoco, evidentemente, fraguarse en medio del silencio más absoluto. No habría sido, entonces, un último adiós a la altura de Robe Iniesta, voz y alma de Extremoduro, fallecido el pasado miércoles a los 63 años. El homenaje que le está dedicando su ciudad, «su» Plasencia, es tal y como uno podría esperar la despedida de alguien que, en vida, llevó la irreverencia por bandera: lleno de música, de rock y de miles de personas de toda edad y condición. A las 10.00 horas se han abierto las puertas del Palacio de Congresos de la capital del Jerte, que pasará a llevar el nombre de uno de los letristas más importantes de la historia reciente de nuestro país.. Ya desde primera hora, se han empezado a formar colas larguísimas, de hasta dos o tres kilómetros de largo, con miles de personas procedentes de diversas partes de España. El consistorio placentino estima que pasarán por la zona unas 40.000 personas. Se han desplazado hasta Plasencia fanáticos desde Salamanca, Madrid, Andalucía y, por supuesto, desde cada rincón de Extremadura. Julio, por ejemplo, llega desde Madrid. Tiene 25 años. Asegura que Robe «fue único» y que su música le conecta con su padre, que fue quien se lo «enseñó». También han hecho acto de presencia figuras institucionales, como la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola. Y, como no podía ser de otra manera, en el último adiós a Robe, no está faltando la música. El artista local Manolo Chinato, autor de `Ama, ama, ama y ensancha el alma´ ha realizado una emocionante interpretación, acompañado por los músicos del recientemente desaparecido letrista extremeño. Encima del escenario, las miles de personas que han llegado a acceder al interior del Palacio de Congresos, pueden observar cómo las guitarras de Robe, con las que hizo las delicias de tantísima gente a lo largo de su vida, funcionan como escolta de la urna en la que se encuentran sus cenizas. De manera ininterrumpida, el homenaje transcurrirá durante doce horas, hasta las 22.00 horas, momento en el que se cerrarán las puertas del Palacio de Congresos y se habrá, ya sí, dado al artista extremeño más importante de la historia la despedida que merecía.