Cuando el PSOE deja de ser rival

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Durante décadas, en el ala conservadora de la política andaluza hubo una certeza casi geológica: el PSOE era el adversario, el partido a batir, el que marcaba el paso incluso cuando, final y recientemente, perdía. Esa condición estructural —más cultural que electoral— empieza a resquebrajarse en una especie de confirmación de un nuevo paradigma sociológico. Y el último barómetro del Centra no hace sino poner cifras a una intuición que ya circulaba por San Telmo y por las sedes provinciales del PP: el socialismo andaluz ha dejado de ser su principal problema. Los datos son elocuentes. El PSOE-A, con María Jesús Montero como candidata, no sólo no remonta sino que profundiza en sus peores registros históricos. Baja en intención de... Ver Más