Identificar el origen de material nuclear ilegal en 30 minutos ya es posible

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Un equipo de científicos del Laboratorio Nacional de Los Álamos (LANL) ha desarrollado un método capaz de identificar el origen de materiales nucleares ilegales en tan solo 30 minutos. Esta innovación utiliza un instrumento común en laboratorios de química, el espectrómetro de masas, para transformar el proceso de investigación de estos compuestos, que tradicionalmente ha sido complejo y prolongado.El problema de los materiales fuera de controlLa Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) ha alertado durante años sobre el riesgo que representa el material nuclear fuera de control regulatorio. En 2024 se notificaron 124 incidentes relacionados con sustancias nucleares o radiactivas, de los cuales al menos tres implicaban tráfico o posible uso malicioso. Estos casos van desde el contrabando organizado, como el juicio en Nueva York a un líder criminal por intentar vender uranio, hasta hallazgos fortuitos como el de un tarro doméstico en un laboratorio clandestino en Australia que contenía uranio sin etiquetar.En estas situaciones, la rapidez en la identificación del material es crucial. Saber de inmediato si un compuesto es nuclear y de dónde proviene puede marcar la diferencia entre un incidente contenido y una amenaza mayor.De instrumento de rutina a herramienta forenseEl equipo de seis investigadores del LANL decidió aplicar una herramienta normalmente utilizada en procesos de control de calidad: el espectrómetro de masas por ablación e ionización láser con tiempo de vuelo. Este dispositivo, presente en muchos laboratorios, fue adaptado para analizar muestras sin origen conocido y revelar no solo su composición, sino también su procedencia.El funcionamiento se basa en el uso de dos láseres. El primero pulveriza la muestra, creando una nube de partículas. Luego, el segundo láser rompe esas partículas en fragmentos aún más pequeños. Estos fragmentos son ordenados según su masa molecular, lo que permite determinar con precisión los elementos químicos presentes.Las firmas químicas como huellas digitalesCuando se produce combustible nuclear, cada instalación deja una especie de huella química, similar a un código de barras. Estas firmas surgen del proceso de síntesis del combustible, donde se introducen aditivos específicos que, aunque no afecten la funcionalidad del material, permiten rastrear su origen. Así, si el material aparece fuera de su circuito regulado, es posible identificar de qué planta proviene.Esta técnica no solo detecta si el material es nuclear, sino que también puede ofrecer indicios concretos sobre su procedencia, facilitando las primeras etapas de una investigación forense nuclear.Resultados que confirman su eficaciaDurante las pruebas, los científicos utilizaron muestras de combustible del Laboratorio Nacional de Oak Ridge, en Tennessee, que cuentan con una huella química ya conocida. Los resultados esperados incluían elementos como molibdeno, níquel y tungsteno. Sorprendentemente, también se identificaron trazas de circonio y itrio, provenientes de los materiales cerámicos usados en el proceso previo a la síntesis del combustible. Esto no solo confirmó la sensibilidad del método, sino también su capacidad para detectar elementos que otros análisis podrían pasar por alto.Una herramienta que acelera las investigacionesAunque este método no pretende reemplazar a los análisis más exhaustivos requeridos en procedimientos judiciales, sí ofrece una ventaja estratégica: orientar rápidamente la investigación en la dirección correcta. En palabras de Rebecca Chamberlain, una de las científicas del equipo, lo más valioso de este enfoque es su capacidad para “enviar al investigador en la dirección adecuada y dar pistas sobre qué buscar con más detalle”.En contextos donde el tiempo es un factor crítico, como en incautaciones policiales o incidentes internacionales, poder obtener información preliminar en apenas media hora cambia radicalmente el panorama de respuesta.Aplicaciones más allá del contrabandoEste enfoque no se limita al combate del tráfico nuclear. También puede aplicarse en escenarios como la investigación post-detonación, donde se necesita identificar rápidamente los materiales utilizados en una explosión, o incluso en mejoras de procesos mineros, al analizar compuestos directamente desde el sitio de extracción.Así, una herramienta que tradicionalmente estaba confinada a verificar la calidad de materiales durante su fabricación, se convierte en un aliado inesperado en la lucha contra el uso ilícito de materiales nucleares.Un futuro más seguro, sin complicaciones tecnológicasUno de los aspectos más alentadores de este descubrimiento es que no requiere tecnología costosa ni difícil de conseguir. Los espectrómetros de masas están disponibles en muchos laboratorios, lo que podría facilitar la implementación global de esta técnica, incluso en países con recursos técnicos limitados. Con los protocolos adecuados, cualquier autoridad con acceso a este tipo de dispositivo podría acelerar la identificación de amenazas nucleares.Este avance pone de manifiesto que, a veces, la clave no está en desarrollar nuevas herramientas, sino en reinterpretar y redirigir las que ya existen. Así como un destornillador puede servir para abrir una caja o para salvar una vida en manos de un paramédico improvisado, un espectrómetro pensado para control de calidad puede convertirse en una herramienta vital para la seguridad internacional.La noticia Identificar el origen de material nuclear ilegal en 30 minutos ya es posible fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.