Cuando Luka Otim Malech se enteró de que su familia se había quedado sin la ayuda alimentaria para los refugiados, en julio de este año, decidió inmediatamente arrendar unas tierras para empezar a cultivarlas. Este refugiado de 37 años huyó de Sudán del Sur a Uganda con su familia en 2016, cuando estalló la guerra. Desde entonces, él y sus seis hijos habían sobrevivido gracias a la ayuda alimentaria en Bidi Bidi, uno de los tres campamentos de refugiados más grandes de Uganda, situado en el distrito de Yumbe, al norte del país, y que alberga a más de 209.000 personas; pero, en julio de este año, la ayuda que él recibía se interrumpió. Seguir leyendo