Los hogares con ingresos entre 3 y 6 salarios mínimos mensuales fueron los únicos en mantener un crecimiento del consumo en febrero.Foto: cortesía En 2026, Colombia se enfrentará a un año atípico, marcado por la coincidencia de las elecciones presidenciales y el Mundial de Fútbol, sucesos que definirán el consumo de los hogares.En la presentación de las «Memorias Forecast 2026», Samir Campo, presidente de Raddar, señaló que el próximo año, el país estará marcado por lo que él denomina una «esquizofrenia profunda».Recomendado: Grupo Cibest presentó proyecciones de consumo en ColombiaLa firma espera que, en 2026, el gasto de los hogares experimente una desaceleración frente a 2025, con una variación real proyectada del 2,59 %, respecto al 4,24 % de este año.Sin embargo, este comportamiento atravesará por tres momentos en el trascurso del año. En los primeros cuatro meses habrá un ajuste racional. De acuerdo con Campo, tras el elevado gasto de diciembre, enero llega con caídas profundas.Según el vocero, el consumidor actuará como un «cazador de promociones», priorizando la necesidad y la calidad para rehabilitar el carrito de mercado.Luego, entre mayo y agosto, en el país se vivirá una polarización política mientras tienen lugar la primera y segunda vuelta de las elecciones presidenciales; al mismo tiempo, se llevará a cabo el Mundial de Fútbol.Campo destacó que será un periodo de emociones «a flor de piel», donde los hogares se pegarán una «sacudida» entre las malas noticias políticas y la alegría del fútbol.Aquí llama la atención el hecho de que, a diferencia de ediciones anteriores, el Mundial 2026 se jugará en la misma franja horaria que Colombia, lo que dinamizará categorías de entretenimiento, comidas fuera del hogar y pedidos a domicilio.También se espera que la participación de la selección nacional impulse la compra de camisetas y artículos de celebración, convirtiéndose en un motor de consumo discrecional en medio de la incertidumbre política.Finalmente, a partir de septiembre, empezará un periodo de análisis y discusiones fiscales profundas. Para Raddar, aquí es cuando se activa el «antojo de manera brutal», con un consumidor que siente que «se lo merece» después de un año de esfuerzo.El crédito como gasolina del gastoEl comportamiento de las fuentes de ingreso será fundamental para sostener el dinamismo del gasto.En primer lugar, el crédito seguirá siendo un incentivo clave, especialmente en febrero para compensar la falta de «gasolina» tras el fin de año. No obstante, Campo advierte que el servicio de la deuda ha crecido, lo que pondrá a prueba la capacidad de bolsillo de los hogares bajo la premisa de que «no hay deuda que no se pague».Por su parte, se espera que el incremento del salario mínimo para 2026 y el pago de las primas en julio y diciembre funcionen como «tanqueadas» de liquidez que den luz verde al gasto, especialmente para arreglos del hogar, vestuario y calzado. Vale la pena recordar que los salarios representan alrededor del 75 % del ingreso de los hogares.Finalmente, las remesas, que explican entre el 4 % y 5 % del gasto nacional, se mantendrían dinámicas, aunque su peso real podría verse afectado por la volatilidad de la tasa de cambio y la apreciación del peso, lo que restaría poder de compra si el dólar pierde fuerza.En conclusión, el reto de 2026 no será solo político. Según Samir Campo, la clave para las marcas estará en la flexibilidad y la versatilidad para conectar con un consumidor que, en medio del ruido y la polarización, buscará capturar valor según sus necesidades reales y momentos de indulgencia.