Cuando el personaje de Meg Ryan recibía la notificación que da título a la película Tienes un e-mail (Nora Ephron, 1998), sabía antes de abrirla que el correo electrónico en cuestión sería, muy probablemente, del desconocido con el que había empezado a intercambiarse mensajes, interpretado por Tom Hanks. No había peligro de que ese correo se traspapelase entre otras decenas de mails. Sería muy raro que Meg Ryan borrase ese correo por accidente antes de leerlo un día en el que decidiese por fin limpiar su bandeja de entrada. O que ese mensaje permaneciese cerrado y olvidado durante años junto con otros 648 correos sin abrir. Seguir leyendo