Esta noticia es una publicación original de Cinemascomics.comJack Black tiene una carrera tan llena de secuelas que podrías montar una estantería solo con “parte 2”, “parte 3” y “la que viene”. Pero lo curioso es que, cuando le preguntan por la continuación que realmente le quita el sueño, no mira a Kung Fu Panda, ni a Jumanji, ni siquiera a School of Rock. Mira a 2006. Mira a Nacho Libre. Y ahí la cosa se pone interesante.Desde fuera, podría parecer una idea rara. Han pasado casi veinte años, el mundo es otro y Jack Black ya no es aquel torbellino impredecible de comedia física desatada. Pero precisamente por eso la idea engancha. Porque Nacho Libre no era una comedia cualquiera. Era una de esas películas que se te quedan pegadas por sensaciones, frases absurdas y una energía imposible de replicar… o eso creíamos.Jack Black ha hablado claro en una entrevista reciente con ScreenRant. Entre bromas y comentarios muy suyos, dejó caer que, si pudiera elegir una secuela improbable, sería esa. Volver a ponerse la máscara, el atuendo imposible y el acento exagerado. Ser Nacho otra vez. Aunque, eso sí, reconoce que sería “raro” después de tanto tiempo. ¿Raro? Puede. ¿Tentador? Muchísimo.Jack Black y su carrera llena de secuelas… pero con una espinita clavadaSi repasas la filmografía de Jack Black, cuesta creer que aún tenga una secuela pendiente. Cuatro Kung Fu Panda, dos Goosebumps, dos Jumanji y una tercera en camino, una nueva película de Super Mario Bros. prevista para 2026 y hasta una secuela de Minecraft en desarrollo. Vamos, que experiencia no le falta.Lo lógico sería pensar que, cuando alguien menciona “secuelas soñadas”, Jack Black diría School of Rock sin pensarlo. Y ojo, él mismo admite que sería increíble volver a esa historia. Pero cuando habla desde el corazón, la respuesta es otra. Es Nacho Libre. Esa comedia extraña, deslenguada y profundamente entrañable que en su momento dividió a la crítica, pero conectó con el público de una forma muy especial.Estrenada en 2006, Nacho Libre costó unos 35 millones de dólares y acabó recaudando más de 129 millones en todo el mundo. Nada mal para una historia tan particular. Además, se convirtió en una de las películas de acción real de Nickelodeon más taquilleras de la historia, solo por detrás de Una serie de catastróficas desdichas. No es un detalle menor.Jack Black en Nacho LibreNacho Libre, una comedia que nunca se fue del todoCon el paso de los años, Nacho Libre ha ido creciendo en la memoria colectiva. No por grandes premios ni por titulares constantes, sino por algo más difícil de conseguir: cariño. Frases que se citan, escenas que vuelven a la cabeza sin avisar y un personaje que, aunque exagerado, tenía algo muy humano.Jack Black interpretaba a Ignacio, un fraile católico que trabaja como cocinero en un orfanato de Oaxaca. Su vida es sencilla, casi gris, pero arrastra un sueño desde niño: convertirse en luchador profesional. El problema es que, en el monasterio, la lucha libre se ve como un pecado de vanidad. Nada de máscaras ni saltos desde la tercera cuerda.Cuando Ignacio se da cuenta de que no puede mantener adecuadamente a los niños del orfanato, decide saltarse las normas. Se crea una identidad secreta como luchador enmascarado y empieza a participar en combates amateurs, primero para sobrevivir y luego para ayudar a los chavales. Todo con torpeza, entusiasmo y un estilo muy poco ortodoxo.El éxito le llega, pero también las consecuencias. Su identidad acaba saliendo a la luz, poniendo en riesgo su vida en el monasterio. Al final, Ignacio consigue ganar suficiente dinero para salvar el orfanato y, ya sin máscaras ocultas, se convierte en luchador profesional. El cierre es tan absurdo como emotivo, y ahí está parte de la magia.¿Cómo sería Nacho Libre 2 después de veinte años?Aquí es donde la imaginación empieza a volar. El propio Jack Black ha reconocido que volver a ser Nacho Libre ahora sería extraño, y tiene razón. No solo por la edad, sino porque el personaje tendría que evolucionar. No tendría sentido repetir la misma historia con otro bigote postizo y ya está.En conversaciones pasadas, Black y el director Jared Hess llegaron a barajar ideas muy locas, como llevar a Ignacio a Japón para luchar allí. Y ojo, no es una ocurrencia al azar. Japón es una meca de la lucha libre profesional, un lugar donde muchos luchadores occidentales van a reinventarse. La idea encaja sorprendentemente bien.Imagínate a Nacho, ya veterano, fuera de su zona de confort, enfrentándose a un estilo completamente distinto, a otra cultura y a su propio pasado. Menos golpes torpes, más reflexión, pero sin perder el humor físico que define a Jack Black. Sería diferente, sí, pero no necesariamente peor. ¿No crees?Una secuela que nunca llegó… pero que sigue rondandoLa realidad es que Paramount nunca dio señales claras de querer hacer Nacho Libre 2. Jared Hess lo ha dicho en varias ocasiones. Por muchas ideas que hubiera sobre la mesa, el estudio no parecía interesado en volver a ese universo. Aun así, tanto Hess como Jack Black siempre han hablado del proyecto con cariño.Curiosamente, el destino acabó reuniéndolos de nuevo muchos años después en Una película de Minecraft. Un proyecto que, contra todo pronóstico, arrasó en taquilla y se acercó a los mil millones de dólares de recaudación. Ese éxito sí que tuvo secuela casi inmediata. Cosas del negocio.Y aquí es donde algunos empiezan a unir puntos. Si Minecraft ha demostrado que la combinación Hess + Jack Black sigue funcionando a lo grande, ¿por qué no rescatar aquella idea que nunca se hizo realidad? No hay anuncios oficiales, ni fechas, ni guiones en marcha. Pero la puerta no está cerrada del todo.Jack Black, Nacho Libre y el poder de las películas de cultoLo fascinante de todo esto es que Nacho Libre nunca fue un fenómeno inmediato. No fue una locura viral ni una comedia unánimemente aplaudida. Fue creciendo con el tiempo, encontrando su sitio poco a poco. Incluso tuvo un videojuego para Nintendo DS en 2006, algo que hoy suena casi marciano.Además, su influencia ha ido apareciendo en lugares inesperados. Referencias en el mundo de la lucha libre profesional, guiños en espectáculos y una presencia constante en memes y recuerdos compartidos. Sin hacer ruido, la película se quedó ahí, agazapada, esperando su momento.Jack Black lo sabe. Y quizá por eso insiste en ella. No porque sea su película más famosa, ni la más rentable, sino porque es una de las más personales. De esas que te apetece revisitar cuando ya no tienes nada que demostrar y solo quieres pasarlo bien contando una historia.¿Veremos algún día a Nacho Libre volver al ring? Nadie lo sabe. Pero solo el hecho de que Jack Black siga hablando de ello dice mucho. Y oye, si al final ocurre, que nos pille preparados, con palomitas y ganas de reírnos otra vez. ¿Tú qué dices, te subirías a ese autobús? Déjanos tu opinión y no olvides seguirnos en Google News para no perderte ninguna locura más.Esta noticia ha sido publicada por Cinemascomics.com