Unos científicos de la UB desarrollan un nuevo método para descifrar cómo se desplazaban nuestros ancestros

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La Universidad de Barcelona ha encontrado en la muñeca fósil una nueva pista para reconstruir cómo caminaban y trepaban nuestros ancestros. ¿Puede un ligamento revelar la evolución del movimiento humano?En lugar de basarse solo en la forma general de los huesos o en inserciones musculares, el equipo analiza cómo se organizan las zonas donde se anclan ligamentos claveDurante décadas, la paleoantropología ha intentado responder a una pregunta tan simple como compleja: ¿cómo se desplazaban los ancestros de la especie humana? La respuesta sirve para entender cuándo se consolidó el bipedismo, cuánto dependían de los árboles y qué exigencias soportaban sus extremidades superiores. En ese debate, cada fósil aporta información limitada y, a menudo, fragmentaria.Un estudio liderado por la Universidad de Barcelona (UB) propone un giro metodológico, “leer” en el hueso señales asociadas a tejidos blandos, en concreto a los ligamentos de la muñeca. En lugar de basarse solo en la forma general de los huesos o en inserciones musculares, el equipo analiza cómo se organizan las zonas donde se anclan ligamentos clave. La idea es que esas áreas reflejan adaptaciones funcionales ligadas a la locomoción.Por qué la muñeca puede contar lo que otros huesos noLos métodos clásicos se han apoyado, sobre todo, en pelvis, fémur, columna y pies para reconstruir el bipedismo, y en rasgos del brazo para estimar trepa o suspensión. Pero hay piezas que conservan poca información muscular interpretable. Según la UB, la epífisis distal del radio, en la zona de la muñeca, es frecuente en el registro fósil, pero no ofrece una inserción muscular “clara” que permita inferir locomoción con seguridad.LOCOMOCIÓN HUMANAEl análisis 3D de los ligamentos de la muñeca revela pistas sobre la locomoción en ancestros humanos https://t.co/5cn5LktWEYvía @UniBarcelona #Paleoantropologia #Homininos pic.twitter.com/nmNWAl50Ts— CRCpaleos (@CRCpaleos) December 20, 2025Ahí entran los ligamentos. Aunque rara vez se conservan, dejan una “huella” en el hueso allí donde se insertan. Además de estabilizar la articulación, los ligamentos participan en la transmisión de información sensorial sobre el estado de la muñeca, algo vital cuando se trepa, se apoya el peso o se realizan movimientos repetitivos. Por eso, cambios sutiles en su inserción podrían relacionarse con modos distintos de desplazamiento.Morfometría 3D para comparar especiesEl equipo encabezado por Aroa Casado y Josep M. Potau aplica morfometría geométrica tridimensional (3D GM) para medir de forma precisa la forma y disposición de esas inserciones ligamentarias. En términos prácticos, se generan modelos 3D y se cuantifica cómo varían tamaño, orientación y posición de las áreas de anclaje. Esto permite comparar especies con un marco estadístico sólido, no solo con descripciones cualitativas.Los investigadores generan modelos 3D y cuantifican cómo varían tamaño, orientación y posición de las áreas de anclaje, lo que permite comparar especiesEl estudio se ha publicado en Scientific Reports y combina muestras de homínidos fósiles con hominoideos actuales. La comparación con especies vivas funciona como “calibración”, si ciertas configuraciones se asocian hoy a trepa, suspensión o apoyos terrestres, patrones similares en fósiles pueden sugerir comportamientos equivalentes o mixtos.Qué homínidos analizaron y qué patrón apareceLos autores compararon especies fósiles como Australopithecus afarensis, A. anamensis, A. sediba, Paranthropus robustus, Homo neanderthalensis y Homo sapiens arcaico. También incluyeron especies actuales como Homo sapiens, chimpancé, gorila y orangután. Este abanico permite observar un gradiente: desde locomociones más arbóreas hasta patrones claramente humanos.Artículo relacionadoLos científicos sorprendentemente descubren que los chimpancés usan hojas medicinales para realizar primeros auxiliosEn A. afarensis, A. anamensis y A. sediba, la UB indica similitudes con chimpancés y orangutanes. Esa afinidad apoya la idea de homínidos capaces de caminar erguidos de forma habitual, pero todavía muy competentes en el uso arbóreo del entorno. No sería un “o lo uno o lo otro”, sino una estrategia locomotora combinada.En Paranthropus robustus, el ejemplar estudiado muestra similitudes más cercanas al gorila. La UB lo interpreta como una señal de que, además de bipedismo y trepa, pudo existir un componente de locomoción terrestre más frecuente o robusta de lo que sugieren algunas lecturas tradicionales. Es un resultado que matiza el mapa habitual de cómo se repartían los estilos de movimiento.Para Homo neanderthalensis y Homo sapiens arcaico, el patrón se acerca mucho al humano modernoPara Homo neanderthalensis y Homo sapiens arcaico, el patrón se acerca mucho al humano moderno, aunque con rasgos que apuntan a muñecas más robustas. La UB relaciona esa robustez con exigencias mecánicas elevadas, coherentes con actividades intensas y repetidas, como la fabricación de herramientas o la explotación del territorio en entornos duros.A medio plazo, este tipo de metodología puede refinar debates clásicos. Cuándo se abandonó de verdad la dependencia arbórea, qué especies combinaron estrategias y cómo evolucionó la muñeca hacia una mano capaz de manipulación fina sin perder estabilidad.Referencia de la noticiaCasado, A., Potau, J. M., et al. (2025). A new methodological approach to infer locomotor behavior in fossil hominins based on carpal ligament insertions. Scientific Reports, 15, Article 26487.