Esta noticia es una publicación original de Cinemascomics.comEntre los muchos títulos que llegan a los cines estas Navidades —como ya repasamos en nuestro especial de estrenos de Navidad 2025— hay películas que nacen con una misión muy concreta: hacerte reír, aunque el concepto sea un disparate. Y luego está Anaconda, que directamente te mira a los ojos y te dice: “sí, esto es una locura… pero súbete al barco, que el viaje merece la pena”. O al menos lo intenta.Porque esta nueva versión del clásico noventero no es un remake al uso, ni un reboot serio, ni una secuela encubierta. Es una comedia meta, un chiste de casi cien minutos sobre Hollywood, los reboots y las crisis creativas… con una serpiente gigante digital campando a sus anchas por la selva.¿Funciona siempre? No. ¿Tiene momentos gloriosos? Bastantes. ¿Es más divertida que aterradora? Sin ninguna duda. Y eso, en medio del aluvión de estrenos navideños, ya la convierte en una propuesta bastante más singular de lo habitual.Un reboot que sabe que nadie lo pidió (y juega con eso)La gran idea detrás de Anaconda no es rehacer la película de 1997, sino reírse de la idea misma de rehacerla. El punto de partida es tan absurdo como brillante: un grupo de amigos cuarentones, frustrados con sus vidas, decide rodar una versión cutre de Anaconda, la peli que adoraban de adolescentes. Y claro… acaban dentro de una Anaconda de verdad.El responsable de esta gamberrada es Tom Gormican, que ya había jugueteado con el metalenguaje cinematográfico en The Unbearable Weight of Massive Talent. Aquí vuelve a la carga, acompañado otra vez por Kevin Etten, para lanzar dardos al cine industrial, a la obsesión por las IP y a esa necesidad enfermiza de llamar “reimaginación” a cualquier copia.El resultado es una película que sabe perfectamente que existe porque Sony pensó “si Jumanji funcionó, esto también puede” … y lo integra en el chiste.Jack Black y Paul Rudd: dos crisis vitales y una serpiente gigantePrimeras críticas a Anaconda (2025)El gran gancho está claro desde el primer tráiler: Jack Black + Paul Rudd juntos por primera vez como protagonistas absolutos. Y sí, la química existe, aunque no sea la que esperas.Black interpreta a Doug, un cineasta frustrado atrapado grabando bodas en Buffalo, soñando con planos imposibles mientras los novios solo quieren el típico vídeo con música pastel. Rudd es Griff, un actor que se fue a Hollywood… y volvió con un currículum deprimente y una autoestima todavía peor. Uno es energía contenida, el otro neurosis encantadora.Lo divertido es que Gormican invierte los roles clásicos: aquí Jack Black hace de “hombre relativamente serio” y Paul Rudd es el colega más desatado, inseguro y ligeramente ridículo. No llegan al slapstick puro, pero cuando la película les deja improvisar miradas, silencios y discusiones absurdas sobre “temas”, ahí es donde Anaconda realmente cobra vida.Del Amazonas… vía Australia (y da igual)La aventura lleva al grupo hasta el Amazonas brasileño, aunque en realidad el rodaje se realizó en Queensland, Australia. ¿Importa? En absoluto. La película no busca realismo, busca situaciones ridículas: barcas que se rompen, planes que se improvisan, discusiones creativas en mitad de la selva y una serpiente que pasa de “estrella entrenada” a “problema muy serio”.Aquí entran en juego secundarios que elevan el conjunto. Steve Zahn vuelve a demostrar que es un seguro de vida en comedias, Thandiwe Newton cumple, aunque esté desaprovechada, y Selton Mello roba escenas como el entrenador de anacondas más intenso que jamás hayas visto.Especial mención a Daniela Melchior, cuya capitana Ana es uno de los elementos más irregulares del guion: a ratos intrigante, a ratos invisible, siempre víctima de un libreto que no sabe muy bien qué hacer con ella.¿Y la serpiente? Grande, digital… y poco intimidanteSeamos claros: esto no es una película de terror. La serpiente es enorme, sí. El CGI es correcto, incluso potente en planos generales, pero no hay sensación real de amenaza. El PG-13 pesa, y se nota. Las muertes son rápidas, fuera de plano o resueltas con cortes oportunos que evitan cualquier atisbo de gore memorable.Quien espere el espíritu cutre y encantador del animatrónico noventero se va a quedar con las ganas. Aquí no hay caras medio digeridas ni guiños grotescos al body horror. Hay persecuciones, sobresaltos suaves y muchas escenas repetidas de constricción acuática que acaban perdiendo impacto.Pero claro… Anaconda tampoco quiere ser eso. Quiere ser una comedia de colegas, una sátira del cine dentro del cine, con un monstruo como excusa.Cuando la meta-comedia funciona… y cuando noLo mejor de la película ocurre en los momentos tranquilos: montajes de preparación, discusiones absurdas sobre si esto es un reboot o una “secuela espiritual”, debates ridículos sobre simbolismos (“la serpiente es una metáfora del fracaso creativo”) y escenas donde los personajes recuerdan por qué amaban hacer películas cuando eran adolescentes.Ahí la película conecta con títulos como Bowfinger o incluso Be Kind Rewind. El problema es que no siempre se atreve a apretar el acelerador. Muchas ideas se quedan a medio gas, muchos chistes se alargan más de la cuenta y el ritmo se resiente cuando intenta ser, a la vez, comedia, aventura y película de monstruos.Es una cinta que parece tener miedo de ser demasiado absurda… cuando precisamente eso es lo que más se le agradecería.Una comedia imperfecta… pero con encantoAnaconda (2025) no es brillante, ni redonda, ni mucho menos imprescindible. Pero tiene algo que se está perdiendo en el cine comercial actual: personalidad. Se nota que detrás hay una idea, un tono y un deseo real de hacer reír, no solo de cumplir con una marca registrada.Jack Black y Paul Rudd sostienen el conjunto con carisma, hay momentos realmente divertidos y la autoparodia funciona lo suficiente como para que salgas del cine con una sonrisa, aunque también con la sensación de que podría haber sido mucho más salvaje.No es la Anaconda que nadie pidió. Tampoco es la mejor versión posible de esta idea. Pero es una comedia honesta, autoconsciente y bastante más simpática de lo que cabría esperar de un reboot de una peli de serpientes gigantes. Y en los tiempos que corren, eso ya es decir bastante.En conjunto, Anaconda (2025) es una comedia más ingeniosa de lo que cabría esperar de un reboot imposible, sostenida por el carisma de Jack Black y Paul Rudd y con suficientes momentos divertidos como para justificar el viaje al cine si entras con la mentalidad adecuada. ¿Vas a verla en cines?Esta noticia ha sido publicada por Cinemascomics.com