Internet alimentó gratis a la inteligencia artificial durante años. Ahora aparece un estándar para empezar a cobrar por ese contenido y será la primera línea de defensa de los editores

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La web fue el combustible silencioso de la inteligencia artificial. Millones de artículos, imágenes y datos alimentaron modelos cada vez más potentes sin reglas claras ni compensación. RSL 1.0 marca el primer intento serio de poner límites —y precio— a ese proceso.