En el corazón de la Serranía de Ronda, el otoño tiñe de tonos dorados y ocres uno de los parajes más bellos del sur de España: el Bosque de Cobre. Así se conoce al manto de castaños que cubre el Valle del Genal, en el interior de la provincia de Málaga, un lugar donde la naturaleza, la tradición y el paisaje se entrelazan para ofrecer una de las estampas más cautivadoras del año.Durante las semanas centrales del otoño, cuando las hojas de los castaños cambian del verde al amarillo, naranja y marrón, las laderas del valle parecen arder bajo una luz cálida que recuerda al metal que le da nombre. El fenómeno convierte al Bosque de Cobre en una cita imprescindible para los amantes del senderismo, la fotografía y la naturaleza.El recorrido atraviesa una docena de pueblos blancos que mantienen intacta su esencia rural: Alpandeire, Benadalid, Benalauría, Cartajima, Faraján, Genalguacil, Igualeja, Jubrique, Júzcar, Parauta, Pujerra y Yunquera. Todos ellos forman parte del corazón verde y cobrizo de Málaga, donde los caminos serpentean entre montañas, ríos y bosques de castaños centenarios.Una ruta de senderismo por el Bosque de Cobre.El Bosque de Cobre no solo debe su nombre al color del follaje, sino también al brillo que el sol otoñal arranca de las hojas caídas, creando una atmósfera de cuento. Desde miradores naturales como los de Benadalid o Pujerra, las vistas se abren a un mosaico de montes cubiertos por miles de tonos diferentes, una experiencia sensorial difícil de reproducir con palabras o fotografías.El enclave cuenta con varias rutas de senderismo bien señalizadas. Parte de la Gran Senda de Ronda (GR-141) recorre los tramos más impresionantes del valle, mientras que otras rutas más cortas permiten disfrutar del paisaje a un ritmo pausado. Desde los pueblos más altos del Genal parten itinerarios familiares, ideales para quienes buscan desconectar sin necesidad de grandes esfuerzos.La mejor época para visitar el Bosque de Cobre se concentra entre finales de octubre y finales de noviembre, cuando el cambio de color alcanza su punto álgido. En esos días, el aire fresco, la niebla matinal y el crujir de las hojas bajo los pies conforman una postal de puro otoño andaluz.Un espectáculo naturalPero este rincón de la Serranía de Ronda no vive solo del paisaje. La recolección de la castaña, que puede superar los cinco millones de kilos anuales, marca el calendario agrícola y festivo del valle. Los pueblos celebran cada temporada el tostón, una jornada en la que se asan castañas y se comparten con mistela, aguardiente o dulces caseros, manteniendo viva una tradición que une generaciones.El visitante que se adentre en el Bosque de Cobre encontrará también una forma de vida ligada a la tierra y al ritmo de las estaciones. La hospitalidad de sus habitantes, la gastronomía local y la tranquilidad de sus calles invitan a alargar la estancia, a perderse sin prisa por los senderos y a disfrutar del silencio roto solo por el rumor de los ríos y el viento entre los árboles.Más allá de su belleza, el Bosque de Cobre es un recordatorio de que el otoño andaluz puede ser tan intenso y evocador como el de cualquier región del norte. Un espectáculo natural que, por unos pocos días cada año, convierte las montañas del Genal en un tapiz de fuego, cobre y luz.