La genialidad brota, incluso, bajo la tierra más árida y congelada. «Mi padre era trompetista. Durante su estancia en el gulag cogía papeles de la basura, los lavaba en el río, los secaba, dibujaba los pentagramas a mano y componía». A Francesca Salut Filippowa se le rompen la voz y el alma cuando evoca a Emili, uno de los muchos españoles que sufrieron las perrerías del régimen de Stalin tras la Segunda Guerra Mundial. Había pertenecido a las Fuerzas Aéreas republicanas, pero en la vieja URSS el miedo esquizofrénico a los traidores no diferenciaba entre partidos. Francesca nos abre su corazón desde la sede de ABC en Madrid. Y lo hace junto a otros cuatro descendientes de aquellas decenas de... Ver Más