La comunidad de La Rinconada, en Sevilla, ha despedido este pasado domingo con emoción a Isabel María Rus Velázquez (1944-2025), una mujer cuya vida fue sinónimo de compromiso, servicio y entrega hacia los demás. Su fallecimiento deja un profundo vacío en quienes compartieron con ella décadas de trabajo educativo, solidaridad y fe.El principio de esta historia tal vez haya que buscarlo cuando tenía 13 años, fue entonces cuando empezó a plantearse que quería ser monja. A los 17 ya quería ingresar en la congregación, sin embargo, sus padres le pidieron que esperase un año más. "Pensaron que era un capricho, cuando cumplí los dieciocho vieron que seguía firme en mi deseo, me apoyaron y mi padre, la persona más importante de mi vida, me dijo que diese la talla, que en la vida ya había bastante mediocridad, pero que si descubría que no era lo que quería ser que volviese a casa". No volvió, ni nunca se lo planteó, la firmeza de su carácter ha permanecido imperturbable a lo largo de los años.Llegó al municipio sevillano con apenas 24 años, y fue aquí, según solía decir, donde encontró “la gran escuela de su vida”. En La Rinconada echó raíces y se implicó desde muy joven en los movimientos vecinales de los años sesenta, setenta y primeros ochenta, contribuyendo a forjar una sociedad más participativa y comprometida. "Aquí se me abrieron horizontes, las personas que conocí eran todas muy trabajadoras, activas, sensibles, que luchaban de una manera u otra por una sociedad mejor. Siempre he dicho que nací a la vida en Heliopolis y en el amor y en el compromiso en La Rinconada".Una vida guiada por la empatía y la serenidadDe aquellos años quedan miles de anécdotas y recuerdos imborrables. Isabel María, la apodada cariñosamente en el municipio la monja comunista, formó parte de una generación de mujeres que, unidas por la fe y la vocación de servicio, crearon una gran familia en torno a la educación y la ayuda a los demás. Su forma de estar y de hablar —tranquila, reflexiva y empática— marcó a quienes tuvieron la suerte de conocerla, como José Luis Ariza, periodista que publicaba en las últimas horas un sentido obituario en sus redes sociales.Fallece Isabel María Rus, la 'monja comunista' que fue sinónimo de entrega hacia los demás. JOSÉ LUIS ARIZASus compañeros y antiguas alumnas la recuerdan por su capacidad para transmitir calma, por su manera de entender el respeto y la diversidad y por su inconfundible serenidad, que convertía cualquier conversación en una lección de vida. “Fortalecer lo que nos une y respetar lo que nos diferencia” era uno de los principios que guiaban su pensamiento.De La Rinconada a África: una misión de vidaTras desempeñar durante catorce años el cargo de Coordinadora General de la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Doctrina Cristiana en España, tomó una decisión que definiría su legado: dedicar once años de su vida a la misión en África.Entre Togo y Burkina Faso, trabajó incansablemente en la promoción y formación de mujeres y niños de familias vulnerables, impulsando proyectos educativos y de desarrollo comunitario. Su paso por el continente africano fue una extensión natural de su compromiso con los valores de justicia, igualdad y fe activa.De regreso a España, eligió terminar su vida en el lugar donde la empezó: el Colegio San José de La Rinconada, espacio que consideraba su hogar espiritual y humano. Allí, rodeada de afecto y gratitud, pasó sus últimos años, fiel a su vocación y al cariño de toda una comunidad.Este lunes, La Rinconada recuerda a Isabel María Rus-Velázquez como una mujer grande en todos los sentidos, una maestra de vida que dejó una huella indeleble en varias generaciones y un ejemplo de humanidad que trasciende su tiempo.