De noche todo se escucha mejor, el ruido descansa, el caos se inmola, la velocidad se atraganta, la vida se hace la muerta, los muebles crujen, los niños sueñan. Los frigoríficos son cigarras, los flexos son luciérnagas, las ventanas son historias. El silencio es un hombre reflexivo con muchas cosas que contar, pero que calla por convicción, consciente de que la ausencia de su voz hace que prestemos más atención a sus susurros, multiplicando los efectos de sus sonidos, que se revelan como perlas extraviadas en una lejanía indeterminada, que se funden y se potencian en la confortable colchoneta del eco. Sevilla de noche se arregla con ese silencio carismático de las mujeres que saben trabajarse el misterio, que aprendieron... Ver Más