Álex González : «Se debe abrazar el amor como viene, con lo bueno y lo malo»

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Meticuloso, riguroso, perfeccionista, Álex González no tiene reparos en aceptar que, cuando hablamos de su trabajo como actor , utilicemos una palabra que, en ocasiones, se evita por sus connotaciones: obsesión. «Para mí no es algo negativo, al contrario», confiesa: «Me obsesiono y encuentro placer en ello . Esta profesión me permite ser obsesivo, y cuando lo soy se aprecia el resultado porque lo doy todo. Yo lo llamo 'acción masiva', ya que supone realizar una acción muy intensa en un tiempo corto. Son unos meses, luego lo sueltas y empiezas otro proceso. Pero en ese periodo estás sumergido por completo en el personaje». O en los personajes, porque en ' La sospecha de Sofía ', basada en el 'best seller' de Paloma Sánchez-Garnica, encarna a unos hermanos gemelos en una trama de espionaje y suplantación de identidad: «Al principio eran detalles físicos los que los diferenciaba, al final son matices en los gestos o en cómo aflora el conflicto emocional en cada uno. No habría sido posible sin la ayuda de mi 'coach', Manuel Morón». Está encantado con la visión del director, el veterano Imanol Uribe: «Ha sabido darle un aire de 'thriller' de espías que va a llegar mejor al público». Álex reconoce que es un hombre optimista: «Tengo tendencia a la positividad . De manera natural y poco forzada, me río de las cosas que ocurren a mi alrededor. Y esa mira optimista la dirijo también a las personas que quiero. Además, si tengo que señalar otros rasgos de mi personalidad, diría que tengo mucha energía, mucha fuerza». Lo lleva más con nostalgia que con orgullo, o tal vez con ambas: «Es una herencia de mi abuela materna y es una forma de llevarla conmigo ahora que ya no está. En cierto modo es una forma de rendirle homenaje». Al contrario, si pudiera, intentaría matizar un rasgo de su forma de ser que le lleva a responder de manera intempestiva en algunas situaciones: «Soy demasiado emocional , necesito una mirada más fría. Me dicen que eso se debe a mi horóscopo, Leo, que soy fuego y temperamental. Es verdad en que, en el momento, reacciono más con el corazón que con la cabeza. Y eso me gustaría controlarlo». En las crisis o en el día a día, Álex sabe cómo encontrar la paz: « Meditando , pasando momentos agradables con los míos, viendo atardecer, practicando algún deporte, leyendo… La verdad es que me resulta fácil encontrarla porque mantengo una buena relación conmigo. Estoy en paz cuando estoy solo». Pero si hay algo que rompe ese equilibrio es la mentira: «Tengo tendencia a pensar bien de la gente, a confiar en los demás . No se me ocurre que puedan estar engañándome, pero si lo descubro, me entristece, me decepciona enormemente». Uno de los aspectos más sorprendentes de su carácter es su romanticismo: «Tengo una visión romántica de la vida desde que era pequeño. Yo solo leía poesía en la adolescencia: Benedetti, Lorca, Bécquer… Eso me hizo desarrollar una fascinación por la belleza de la vida y ver el amor como algo hermoso, doloroso también, porque debes abrazarlo como viene. Y viene con todo, lo bueno y lo malo. La verdadera desgracia es no saber amar ». Por ese lado, la fortuna le sonríe y vive el amor junto a la doctora Camila Rojido , a la que presentó en sus redes sociales para saciar la curiosidad de los medios por su vida sentimental, que mantiene con total discreción. Últimamente, Álex se ha enfrentado a un inusitado interés por la paternidad, que ha llevado al actor a una reflexión: «A veces, en las entrevistas, se plantean temas íntimos que te obligan a dar una respuesta que luego, cuando al recapacitar, no es la apropiada. En realidad, yo ni siquiera sé qué espero realmente de la paternidad. Desde luego, no es trascender ni dejar un legado. En unos años no quedará nada de nosotros , eso hay que aceptarlo». Tal vez, en su caso, su recuerdo permanezca vivo en cada película, en cada personaje, mientras la idea de dar el salto a la dirección le ronda la cabeza (ya ha dado el paso como productor): «Lo que me fascina de la labor de un director , y que ahora mismo me siento incapaz de cumplir, es que debe tener respuesta para todo y para todos en todo momento en un proceso que dura mucho tiempo. Pero el día que me llegue un proyecto que me encienda la llama, lo haré». El 'emoji' que más usa: «Las manos que forman un corazón. Lo uso con mi círculo más cercano, se ve que estoy en un momento muy amoroso». Se haría un 'selfie' con: «Al escritor Robin S. Sharma. Sus libros me ayudan a la meditación». Un sacrificio por la fama: «La renuncia a la privacidad. Pero todas las profesiones conllevan una renuncia, así que la mía no la vivo como un sacrificio. No hay culpa alguna, lo acepto, lo asumo y me compensa». Un momento 'tierra, trágame': «Ayer mismo, me puse a hablar con alguien en el avión creyendo que era alguien que conocía. Hasta que me dijo que me estaba equivocando, que era un desconocido». Algo que no puede faltar en su día a día: « El deporte». Un propósito que nunca cumple: « Aprender portugués. Siempre me digo, 'voy a empezar ahora', pero sigo sin saber una palabra». Un lugar para perderse: «Lombok (Indonesia)». Su primer beso: «A lo mejor, la forma de recordarlo no parece muy romántica… Pero me sorprendió sentir la saliva, el sabor de la otra persona. Esa extraña sensación me acompañó todo el día. Se me hizo raro, pero fue algo bueno porque ella me gustaba mucho». Tiene miedo a: «Que le ocurra algo malo a la gente que quiero. Me pasa más últimamente, que estoy muy miedoso». Dentro de 10 años se ve: «No me veo con la crisis de los 50, al contrario. De salud, me veo mejor que ahora. Y rodeado de la gente que quiero y que me quiere. Pienso en los retos profesionales… Veo un futuro brillante». El pequeño Álex: «Era un niño tímido que, sin embargo, tenía un lado extrovertido. Era muy sociable, siempre me han gustado las personas, compartir con ellas. Pero al tiempo era un crío muy sensible al que le gustaba jugar solo. En soledad me recargo, por eso la busco de vez en cuando. No estaba en mis planes ser actor, la vocación no llegó hasta los 16. Recuerdo una infancia feliz, más allá de esos recuerdos traumáticos que nos marcan a todos».