Se busca al 'nuevo Obama': todos los nombres que luchan por ser la cara que derrote al trumpismo

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Y al séptimo mes, los demócratas dijeron basta. Tras más de medio año de críticas, desorganización, enfrentamientos internos y de conmoción por la derrota electoral de 2024, el Partido Demócrata se ha decidido a desafiar a Donald Trump con el primer pulso real a su Administración. Ha sido en el Senado, donde los demócratas se han plantado con el gasto sanitario y han rechazado un acuerdo con los republicanos para evitar un cierre del Gobierno que ya es una realidad. Como diría Galileo Galilei, los demócratas, pese a todas las derrotas, se mueven… aunque no tanto como a algunos les gustaría.Las críticas por su inacción ante Trump siguen estando en el centro del debate, algo a lo que se suma un punto fundamental: no existe nadie que lidere a los demócratas en este tiempo oscuro para el partido. Por eso, como si fuera un quién es quién, desgranamos qué políticos tienen la posibilidad de ser la futura cara de la formación, no solo a nivel electoral, sino también emocional. La ficha que finalmente quede en pie se verá con el tiempo.No puede ser otro el que comience la lista. Zohran Mamdani, actual candidato de los demócratas para hacerse con la alcaldía de Nueva York, ha protagonizado en los últimos meses una de las mayores irrupciones que se recuerdan en la política estadounidense. De ser un completo desconocido ha pasado a convertirse en la gran esperanza de los demócratas, devolviendo la ilusión al partido con una mezcla de carisma y de juventud que le permitió ganar unas primarias en las que, a apenas unas semanas de celebrarse, tenía una desventaja de más de 40 puntos con respecto al favorito, el exgobernador Andrew Cuomo.Mamdani tiene a su favor varios factores, además de un talento innegable para la política. Quizás el principal de ellos es que cuenta con el mejor trampolín posible: la ciudad de Nueva York. La Gran Manzana es una de las ciudades más importantes del mundo, la más poblada del país y el lugar donde se concentran los grandes medios de comunicación. Todo lo que pasa en Nueva York se multiplica por 1000 y eso le da una gran ventaja en términos de atención. “Es alguien diseñado para ser alcalde, es telegénico, usa muy bien las redes sociales y habla de tú a tú a la gente, todo ello combinado con una visibilidad extrema”, asegura Roger Senserrich, politólogo experto en EEUU.En esa cercanía y humanidad reside la fortaleza de Mamdani. Ha hecho una campaña basada en los problemas del día a día de los neoyorquinos: la vivienda, el coste de la vida o la dificultad para llegar a fin de mes. Una estrategia que, sin duda, inspirará a muchos demócratas para replicarle a lo largo y ancho del país. Sin embargo, también ahí está su principal debilidad. Mamdani basa su fortaleza precisamente en esa cercanía y en conocer perfectamente la ciudad por la que es candidato, pero ofrece dudas a la hora de trasladar su perfil a la arena nacional. En el ámbito ideológico, él mismo se define como socialista, y sus posiciones de izquierdas se antojan difíciles de vender en Estados bisagra mucho más moderados y en áreas rurales.Un gobernador de California es, por definición, ambicioso. Tiene bajo su mando la que, de ser un país, sería la cuarta economía del mundo y uno de los centros tecnológicos y culturales más potentes de EEUU. Si a esto le sumamos el talento político de un hombre que tiene entre ceja y ceja llegar a la Casa Blanca, tenemos a Gavin Newsom. El californiano es, quizás, el político que más claro ha dejado que en 2028 tratará de hacerse con la nominación demócrata, y por eso no ha perdido ni un minuto de su tiempo en copar titulares, redes sociales y minutos de televisión con su sola presencia. Desde el principio, fue el que mejor leyó el deseo de las bases de un tono más duro con Trump y, a partir de esa estrategia, ha cimentado su popularidad. El punto de inflexión a su auge mediático fue la decisión del presidente de desplegar la Guardia Nacional en California por las protestas proinmigración, momento en el que desató una hoja de ruta más agresiva que le ha colocado en primera línea de fuego contra Trump. Después vino su sonado cambio de tono en redes sociales, imitando y parodiando el estilo comunicativo de Trump y la decisión controvertida de someter a referéndum la eliminación de la autoridad independiente encargada de dibujar los mapas electorales del Estado, para así contrarrestar a los republicanos de Texas, que hicieron lo propio con los suyos eliminando cinco distritos demócratas.Todo esto le hace ser el político que mejor está perfilando su imagen como presidenciable, aunque eso no significa, ni mucho menos, que sea el favorito. California es probablemente el Estado más progresista de EEUU y eso pesa mucho para los demócratas a la hora de elegir candidato. Ya pasó con Kamala Harris, también californiana, a la que los republicanos atacaron repetidamente por ser demasiado izquierdista. “Ahora mismo, Newsom me parece el primero en la carrera por ser la cara de los demócratas, pero dudo mucho de si es la opción correcta para ganar en el Rust Belt o en zonas más rurales. Quizás, si finalmente es elegido en las primarias, tendrá que buscar un compañero de fórmula más conservador para atraer a ese votante que se le puede escapar”, defiende Francisco Rodríguez Jiménez, profesor de la Universidad de Extremadura y experto en política estadounidense.El nombre de Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) lleva tanto tiempo sonando en la política estadounidense que muchas veces se tiende a olvidar que solo tiene 35 años. La congresista por Nueva York es la cara más importante del ala más a la izquierda de la formación y muchos la ven como la sucesora natural de Bernie Sanders. Carismática, muy buena comunicadora y con una frescura innegable, AOC es la persona que más posibilidades tiene de poder llevar algún día las ideas más a la izquierda de los demócratas a la Casa Blanca.Sin embargo, tal y como les sucede a Mamdani y a Newsom, aunque en menor medida, quizás Ocasio-Cortez es demasiado progresista para ganar unas primarias demócratas. “El problema de este tipo de candidatos es que en las bases del Partido Demócrata existe un gran peso del voto afroamericano, que típicamente es bastante moderado. Sin embargo, AOC y Mamdani están haciendo algo muy bien y es encontrar una retórica que parezca moderada aunque realmente comunique ideas de izquierdas, hablando de problemas tangibles y siendo más flexibles. Es algo que empezó Sanders, pero ellos lo están haciendo mucho mejor”, comenta el politólogo.Otro aspecto que puede jugar en contra de Ocasio-Cortez, igual que a Mamdani, es que también es un producto muy neoyorquino y es difícil que funcione a escala nacional. “EEUU es más un continente que un país y por eso hay zonas que no se parecen nada entre ellas. Con AOC los demócratas tienen ese dilema: sí, funcionaría bien entre el voto joven y más de izquierdas, pero es complicado que con ella ganen unas presidenciales. Nueva York es una pequeña isla y las ideas que están en auge ahí no se corresponden con otros lugares donde la clase media ha comprado buena parte del argumentario de Trump, por ejemplo, en inmigración”, recuerda Rodríguez Jiménez.Illinois trae buenos recuerdos para los demócratas. De ese Estado salió su última gran estrella, Barack Obama, y quién sabe, quizás pueda salir también su siguiente candidato a la presidencia. El gobernador del Estado, JB Pritzker, es, para Senserrich, el gran tapado de los nombres demócratas para disputar la nominación en 2025. “Es un perfil parecido al de Gavin Newsom, pero mejor. No está haciendo tanto ruido ni siendo tan agresivo como él, pero esto es una carrera de fondo y, a medio plazo, Pritzker puede ser un candidato más viable y que vaya ganando enteros”, afirma el experto.Pritzker une varias características que le hacen un valor importante: es gobernador de uno de los Estados más importantes entre los demócratas, tiene muchísimo dinero y, además, tiene un perfil de hombre de negocios que es muy suculento para los votantes estadounidenses. A su poderosa familia pertenece, por ejemplo, la cadena hotelera Hyatt, de la que forma parte un exclusivo hotel en la Gran Vía de Madrid famoso por su estatua dorada de la diosa griega Diana. Pero no es solo dinero, su mandato como gobernador ha sido realmente exitoso, aprobando legislación para aumentar el acceso a la sanidad y sobre todo para garantizar el acceso al aborto, convirtiendo a Illinois en un lugar de destino para las mujeres cuyos Estados habían prohibido ese derecho después de que el Supremo revocara la protección federal.En las primarias demócratas de 2020, un hombre se coló sorpresivamente en medio de los grandes nombres que optaban a la nominación. En los caucus de Iowa, el lugar que vio nacer el fenómeno Obama, Pete Buttigieg, veterano de la guerra de Afganistán y alcalde de South Bend, una ciudad de algo más de 100.000 habitantes de Indiana, dio la campanada al lograr más votos que pesos pesados como Joe Biden o Bernie Sanders. ‘Mayor Pete’, como le apodaban cariñosamente, no logró mantener ese impulso y terminó por retirarse de la carrera, dando su apoyo a Biden, pero consiguió ya hacerse un nombre gracias a su carisma, juventud y a una ideología que podía atraer al votante más moderado.Tras eso, Buttigieg logró un puesto en la Administración Biden, donde llegó a ser secretario de Transportes, donde muchos les han reconocido un gran trabajo. Eso sí, con las elecciones de 2024, su carrera sufrió un gran revés. Ahora mismo no tiene ningún cargo al que agarrarse: ni tiene un puesto en el Gobierno, ni es gobernador, ni es congresista, ni tampoco senador, por lo que le esperan tres duros años sin demasiada visibilidad y que se le pueden hacer muy largos. Parece probable que se presente a las primarias y pueda ser uno de los grandes nombres, pero…es mucho tiempo de espera, y la política va, a veces, demasiado rápido. “Además, Buttigieg es abiertamente homosexual, y eso creo que, en unas presidenciales, a una parte del votante más conservador y en un país como EEUU, donde no tiene la visión de ese tema que podemos tener desde Europa, le dificultar mucho las cosas”, afirma Rodríguez Jiménez.Con todo, para Senserrich, ninguno de estos nombres será, probablemente, quien gane la nominación en 2028. Los demócratas suelen elegir a candidatos bajo el radar que, finalmente, son los que les han dado éxito. Ni Obama ni Clinton eran favoritos en su momento, y al final, fueron dos de los políticos que más le han dado a la formación. En este apartado bajo el radar podemos colocar a los gobernadores Josh Stein, de Carolina del Norte, y Andy Beshear, de Kentucky, dos figuras enormemente populares en Estados más bien conservadores. También otros como Josh Shapiro, de Pennsylvania, un Estado bisagra donde deberá ganar la reelección el año que viene, algo que puede dar un espaldarazo a sus aspiraciones. En una segunda línea igualmente podemos nombrar a Chris Murphy, senador de Connecticut, Cory Booker, de Nueva Jersey, Gretchen Whitmer, gobernadora de Michigan o Tim Walz, de Minnesota y excandidato a la vicepresidencia en los pasados comicios.En este punto muchos se estarán preguntando si nos hemos olvidado de ella, la persona que fue derrotada por Trump después de una campaña exprés en sustitución de Biden. La respuesta es no, pero quizás el partido sí que lo haya hecho. Harris intenta ganar en visibilidad, pero en su contra juega que los demócratas no suelen presentar a candidatos que ya hayan perdido las elecciones. Además, el libro que recientemente ha publicado la exvicepresidenta, llamado 107 days, en referencia a los días que tuvo de campaña, es un ataque frontal a Biden y a todo el aparato demócrata, lo que ha despertado críticas y animadversión en la formación. Así que no, con toda probabilidad, Harris no será un nuevo Richard Nixon y no volverá a tener la oportunidad de intentarlo. Aunque, pese a eso, es muy probable que lo intente.