Los rascacielos tan gigantes de China han creado una nueva profesión: los repartidores que llevan la comida a las últimas plantas

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Hay temor de que la llegada de la inteligencia artificial pueda acabar con muchísimos puestos de empleo. Al mismo tiempo, expertos tecnológicos creen que se crearán simplemente nuevas profesiones. Y ahora tenemos que los enormes rascacielos de China están creando puestos de trabajo totalmente inesperados.SEG Plaza, uno de los rascacielos más altos de Shenzhen, China, tiene alrededor de 70 plantas y miles de inquilinos. Durante la hora punta del almuerzo, la espera por un ascensor puede extenderse hasta media hora y esto para un repartidor de comida es un gran escollo para llevar a cabo todo su trabajo. Hay que tener en cuenta que los trabajadores de entrega de comida ganan dinero en función del número de repartos que realiza.   En Genbeta Trabajar sin atarse a una empresa atrae a la Gen Z, pero hay consecuencias. China lidera esta tendencia y puede enseñar mucho Así que ya hay quienes han visto una oportunidad laboral. Hay personas, sobre todo jóvenes o jubilados, que para hacer frente al desempleo que padece China actualmente, cuando se acerca la hora de comer se sitúan cerca de la entrada del edificio a la espera de la llegada de los repartidores para ofrecer sus servicios como "sustituto".Cómo funciona este sistemaAsí, el 'rider' le entrega el paquete, le indica a qué planta corresponde y escanea el código QR para luego pagarle 2 yuanes chinos, unos 28 centavos de dólares. El repartidor se va hacia su siguiente destino y el sustituto accede al edificio para aguantar la cola del ascensor y llevar la comida al cliente.Como explica The New York Times que ha hablado con personas que ejercen estas labores, "esta proeza logística, crea una economía informal dentro de otra economía informal". Y es que ninguno de las docenas de repartidores que se agolpan a diario en las afueras de SEG Plaza tiene un contrato formal. La mayoría son jubilados y adolescentes que necesitan ingresos.  En Genbeta Un hombre cobra 38 dólares la hora por hacer fila. Tras ganar mucho con el lanzamiento de un iPhone, ahora tiene un imperio empresarial Todos están allí porque había una necesidad, y alguien tenía que satisfacerla. En Genbeta recogimos la historia de un emprendedor que tiene todo un imperio empresarial cobrando a gente por hacer colas. Y su consejo es claro: "Observa todo lo que te rodea. Cuando la gente se queje, piensa y mira si hay una solución". Eso hizo él con las quejas neoyorquinas sobre el tiempo que pierden haciendo colas y encontró ahí una oportunidad de monetizar ese malestar. El caso de los repartidores sustitutos del rascacielos chino es similar. Un jovn de nombre Linxing explica que la idea surgió de su tío que es repartidor. Necesita el dinero y, aunque se le hace un trabajo muy tedioso, genera alrededor de 14 dólares al día. Para los repartidores esto también supone un gasto importante. Si tenemos en cueneta que ganan entre 4 y 8 yuanes por pedido, dar 2 yuanes a los repartidores sustitutos es un desembolso importante. Pero los repartidores dicen que vale la pena para acelerar las entregas. Hay trucos para conseguir ser más eficientes. Por ejemplo, muchos acumulan varios pedidos y, de ahí, suben las escaleras con todo para llegar a los diferentes clientes. Vía | XatakaImagen | Foto de Howen en UnsplashEn Genbeta | Tener dos empleos a jornada completa aprovechando el teletrabajo para ganar más dinero parece buena idea. Pero no lo es tanto (function() { window._JS_MODULES = window._JS_MODULES || {}; var headElement = document.getElementsByTagName('head')[0]; if (_JS_MODULES.instagram) { var instagramScript = document.createElement('script'); instagramScript.src = 'https://platform.instagram.com/en_US/embeds.js'; instagramScript.async = true; instagramScript.defer = true; headElement.appendChild(instagramScript); } })(); - La noticia Los rascacielos tan gigantes de China han creado una nueva profesión: los repartidores que llevan la comida a las últimas plantas fue publicada originalmente en Genbeta por Bárbara Bécares .