¿Un verde de esperanza?

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Hay que ver cómo las encuestas le miman a Vox. Al menos, si nos atenemos a lo que Vox hace para medrar en esas encuestas, que es, en realidad, prácticamente nada. ¿Conocen ustedes alguna propuesta de Vox que vaya más allá de un mero exabrupto lanzado en los medios de comunicación? ¿Creen ustedes que Abascal, Pepa Millán, Fuster o Figaredo son líderes capaces de arrastrar al 17 por ciento que las encuestas otorgan a Vox en intención de voto? A mí me da que no. Más bien, presumo que Vox representa una respuesta ciudadana a aquello que se no quiere. Es el resultado de la profunda desafección en la que estamos sumidos prácticamente todos. Un clamor colectivo, coral, dirigido hacia aquello que nos provoca inquina: hacia un líder gubernamental mesiánico –y a mí me da que incluso corrupto– que llegó al poder alardeando de una supuesta transparencia cristalina; hacia un apoyo gubernamental autoproclamado popular, cuya fricción interna lo dice todo sobre su verdadera naturaleza; hacia una oposición principal conservadora que lleva ya más de diez años tratando de encontrar un rumbo. A un sabelianismo catalanista que es una corrala, dicho desde el respeto. En este panorama político español, no gana el mejor, sino el menos malo. No me extraña, por tanto, que Vox vaya medrando. Porque, en medio de la indiferencia o la ignorancia ciudadana frente a su propia tragedia política, Vox se presenta envuelto en el atrezo verde de la esperanza, ese mismo atrezo que, de alguna manera, necesitamos. Enrique López de Turíso. Vitoria (Álava) El término 'Hispanidad' es muy cuestionado hoy en día, unido a la dispar opinión que se tiene sobre la labor desarrollada por España en los países americanos. A menudo se centra excesivamente la atención en lo material, que ciertamente tuvo gran importancia; pero aún más relevante fue lo espiritual e intelectual, en una palabra, lo inmaterial, fruto del esfuerzo misionero de numerosos hombres de Dios, impulsados por su profunda raigambre misionera. Ramiro de Maeztu, en su 'Defensa de la Hispanidad', afirmaba que «la misión histórica de los pueblos hispánicos consiste en enseñar a todos los hombres de la tierra que, si quieren, pueden salvarse, y que su elevación no depende sino de su fe y de su voluntad». Esto es puro humanismo cristiano. Se trata de la doctrina que se impuso a partir del siglo XVI, emanada del Concilio de Trento y predicada entre los pueblos de habla hispana: la antropología sobrenatural de Trento, que conduce al desarrollo de la concepción cristiana de la dignidad de la persona humana, es decir, al reconocimiento claro y preciso del hombre como criatura de Dios, hecha a su imagen y semejanza. Juan A. Narváez Sánchez. Madrid