La inesperada muerte de María Rodríguez , más conocida como Michu -que falleció el pasado 7 de julio a los 33 años de manera repentina a causa de un problema congénito de corazón- sacudió de forma abrupta al clan Jurado. La joven, quien fuera pareja de José Fernando Ortega Mohedano (32 años) durante más de diez años, murió dejando una hija huérfana de madre: Rocío, de apenas 8 años, fruto de su relación con el hijo de José Ortega Cano y la desaparecida Rocío Jurado . Hasta ese día, la pequeña vivía junto a su madre y su familia materna en Arcos de la Frontera (Cádiz), puesto que su padre se encuentra ingresado en el centro psiquiátrico San Juan de Dios de Ciempozuelos después de un largo historial delictivo, problemas psiquiátricos y de adicciones, pero con la prematura muerte de Michu, la tutela de la pequeña supuso un auténtico quebradero de cabeza para sus familiares. Según la ley, la custodia debería recaer en el progenitor superviviente -que en este caso es el padre- pero por circunstancias excepcionales explicadas anteriormente, se encuentra incapacitado. En un primer momento, este tema tensó mucho la relación entre las dos familias. Y es que mientras los Ortega Cano mostraron su interés por cuidar a la niña , la madre y la hermana de Michu dejaron claro su intención de que la pequeña se quedase con ellas, alegando que se había criado allí. «La niña se va a quedar conmigo, está desde chica conmigo, entonces el roce más cercano soy yo», dijo con firmeza Inma , madre de Michu, a su salida del tanatorio. Sin embargo, la abuela de la pequeña no estaba en lo cierto puesto que «los familiares más cercanos de la menor pueden instar el procedimiento relativo a hacerse con la custodia, pero al final decide el juez, a petición de entre otros del Ministerio Fiscal, que interviene en nombre del menor e intentan ser los más justos posible y que quede aunque sea un mínimo vínculo entre padre e hija», explica para ABC Almudena Mendoza , abogada especializada en derecho de familia. Sin embargo, y como medida provisional, finalmente se decidió que la pequeña se instalase en Madrid junto a su abuelo paterno y su tía, Gloria Camila . Las disposiciones recogidas en el testamento de Michu resolvieron la situación en un primer momento, dejando estipulado tanto el reparto de la herencia como la tutela de Rocío. Los últimos deseos de la madre fueron determinantes para la decisión. «Estamos muy contentos con ella», confesó el diestro el pasado fin de semana durante su última aparición pública. « La niña está disfrutando mucho en su colegio y yo estoy muy bien, muy tranquilo y muy feliz», añadió, asegurando que Rocío se había adaptado a la perfección a su nueva vida en la capital. Y así lo ha confirmado también Tamara , hermana de la fallecida, en conversación con ABC: «Yo sé que a Rocío no le falta de nada. Por esa parte mi familia está muy tranquila. Hace unos días hablé por teléfono con la niña y me ha dicho está en un colegio privado, que le han apuntado a clases de inglés, que va a una escuela de flamenco y también hace ballet». Aunque ella no tiene ningún contacto con el clan Jurado por avenencias del pasado, sabe que su sobrina estará bien: «La vida que ellos llevan no me gusta nada. Es gente conflictiva, además despreciaban a mi hermana. Pero yo sé que Rocío está bien . El dinero da mucha tranquilidad». Sin embargo, la tutela de la pequeña sigue en el aire hasta que un juez determine cuál es el mejor sitio para su crianza. Ahora, casi tres meses después de la muerte de Michu, ha salido a la luz su testamento. La de Arcos de la Frontera, consciente de que arrastraba problemas de salud, dejó todo atado bajo la firma de un notario para que, el día en el que no estuviera, su hija Rocío fuera la gran beneficiaria de sus bienes. Conocedora de la privilegiada situación económica de su familia política, en su testamento dispuso que fuera el abuelo paterno de su hija la persona encargada de la educación de la menor, tal y como ha podido confirmar ABC gracias al documento escrito al que ha tenido acceso. «La testadora nombra tutor y, en su caso, curador de la persona y bienes de su hija a Don José Ortega Cano y a Doña Ana María Aldón , quienes ejercerán el cargo solidariamente», se puede leer. «Mi hermana puso a Ana María solo porque cuando redactó el testamento era la pareja de Ortega Cano», aclara Tamara en conversación con este periódico. Una última voluntad que quería que se cumpliese con una condición, que la niña mantuviera contacto con su familia materna: «Es deseo de la testadora dejar constancia de que para el caso de que la tutela llegara a tener efecto, quiere que los tutores permitan a sus padres y a su hermana mantener la relación con ella», aclara el testamento. «Mi madre va tres días en octubre a Madrid para visitar a Rocío. Además hemos contratado unos abogados para reclamar el régimen de visitas . Queremos estar con ella en Navidades, vacaciones de verano y momentos importantes de su vida como su graduación. Yo sé que la niña no está tranquila si no habla con mi madre», dice Tamara, confirmando así que no piensan luchar por la custodia de la menor. Y con la tutela de la niña, el diestro recibirá también su herencia: un modesto apartamento de 36 metros cuadrados en Arcos de la Frontera con un valor catastral de 9.000 euros, un coche, una moto -que aún no estaban pagados- y muchas muchas deudas. «Ella debía mucho dinero, de multas y Hacienda, de su época en la televisión. No sé de cuánto es la cantidad, pero es bastante grande», confirma la hermana de la fallecida. «Quien se quede con la niña se hará responsable de sus cosas», advierte.