¡Qué más dará el tiempo si Morante lo para al natural!

Wait 5 sec.

Un natural, pero qué natural . Morante de mi vida . Se paró el tiempo -ese que parecía que nos dejaba sin tarde-, crujió el Baratillo, los vellos sobrepasaron las camisas y la plaza se volvió loca . Sí, por un natural que duró lo que dura la vida, la eternidad del toreo y la belleza más sublime. Como me dijo un día un gran periodista, cuando pasan cosas grandes, hasta los que no entienden -que de esos había hoy varios en la plaza- se dan cuenta de que algo enorme nos ha sobrevenido . Y la emoción lo supera todo. Decepcionante corrida, una 'cuvillada' desigual , sin raza, noble, pero sin alma; que precisamente fue lo que le pusieron los toreros en una tarde de chiribiri constante. Lo intentó todo Morante con el cuarto, comenzando con un variado recibo capotero compuesto de cambio de rodillas, chicuelinas, verónicas y revolera que contagió en el respetable las risas de la alegría. Lástima que se apagó el toro que fue muy complicado, decía el cigarrero que parecía que estaba currado, pero ahí queda para la historia su actuación. La faena del natural eterno que se recordará por los tiempos. Hasta detrás de la cadera, lo más profundo posible, el más templado, la despaciosidad es menos lenta que la muñeca izquierda del de La Puebla del Río . La alternativa de Javier Zulueta no fue la soñada , pero él estuvo a la altura. Pareciera que no era toricantano y que tuviese a sus espaldas más de 30 corridas de toros. Qué bien estuvo con el capote toda la tarde : verónicas, chicuelinas, delantales… se le ve seguro, relajado y con las ideas claras. El momento del brindis del toro de su doctorado sacando a su paterno alguacilillo al ruedo es de una sensibilidad tan sólo al alcance de los que son artistas , y éste lo es. Lástima que la espada empañó su triunfo, que llegará seguro en próximos compromisos. Sevilla ya tiene otro buen torero al que seguir y éste llamado a ser figura, además el toro le sienta mejor que el novillo. Por fin llegó la paz, se hablaron durante el tercio de varas al sexto Morante y Roca Rey, y terminaron abrazados . Fin a este desamor de verano que ha terminado con reconciliación otoñal, como si de una historia de jóvenes tortolitos se tratase. Y la verdad es que a Roca le interesaba no seguir enemistado con el maestro sevillano , ya que el público recriminó excesivamente con pitiditos todas las actuaciones de un valeroso peruano que no tuvo su tarde. Gran parte de esos silbidos vienen por la famosa frase del purito, que no cayó bien en la afición sevillana . Aquí paz y después gloria. Que se piquen en el ruedo, y sean buenos compañeros fuera. Al toreo le hacen falta los dos conceptos para llenar las plazas . Roca es rey en lo suyo y Morante en lo que se proponga.