Carta abierta al juez Peinado (y una maldad de la IA)

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En Madrid, a 25 de septiembre de 2025Señor D. Juan Carlos Peinado:Le escribo con motivo de su último auto, por el que decide abocar a juicio oral ante un tribunal de jurado popular la pieza separada por un presunto delito de malversación de caudales públicos contra Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno; Cristina Álvarez, asistente de la ya citada en la Moncloa, y el actual delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, por su anterior función como secretario general de Presidencia. De nuevo ha sorprendido usted a propios (es un decir) y extraños en fondo, forma y fecha. En el fondo porque, aunque el delito de malversación es uno de los once contemplados para ser dirimidos por jurado popular (ver aquí), hacen falta doce lupas de Sherlock Holmes para hallar un solo indicio mínimamente sólido que sujete esa acusación, hasta el punto que ni usted mismo es capaz de cuantificar la supuesta extracción de dinero público para beneficio privado. ¿Un solo euro que se haya presuntamente llevado a su actividad en la Universidad Complutense Begoña Gómez aprovechando su condición como pareja del presidente del Gobierno? La respuesta es CERO repasando todos los autos de su “investigación” (vamos a ser generosos en los términos). Y no es un capricho que se le dirija a usted este reproche: el artículo 432 del Código Penal exige cuantificar la cantidad malversada, puesto que la pena sobre ese delito va en función de su volumen. (Dejaremos para otro momento la resolución del enigma de por qué ahora advierte del camino al tribunal del jurado para la malversación y no lo ha hecho aún respecto al tráfico de influencias, por ejemplo, también incluído en la Ley del Jurado).En la forma, porque para salvar el escollo de que usted mismo rechazó en su día la admisión a trámite de una querella por malversación de caudales públicos presentada por Vox, sostiene en este último auto que “la delimitación del objeto del proceso es de cristalización progresiva”. ¿En qué indicios se basa usted para explicar esa “progresiva cristalización”? Misterio. No detalla absolutamente ninguno.En la fecha, porque “casualmente” su auto aparece inmediatamente detrás del de la apertura de juicio oral al hermano del presidente del Gobierno por esa plaza ‘musical’ creada por la Diputación de Badajoz y, un poquito más atrás (cuestión de horas) del señalamiento de juicio para la pareja de Isabel Díaz Ayuso en la causa por fraude fiscal iniciada por la inspección de Hacienda por delitos de fraude fiscal, falsedad documental y pertenencia a organización criminal (ver aquí). ¡Ni un solo día sin contrarrestar la más mínima relajación en el Gobierno legítimo! Dicho de otra forma, “el que pueda hacer, que haga” (usted ya me entiende).En realidad –y recurriendo a su propio y alucinógeno lenguaje– “las leyes de la lógica y de la empírica” me llevan a afirmar que usted descubrió el supuesto carril del delito de malversación en un auto previo de la Audiencia Provincial, esa sala a la que todo el mundo adjudica la encomiable labor de poner freno a sus excesos y excentricidades, pero que en la práctica ha ido blindando su esotérico proceso incluso indicándole por dónde debería ir para llegar a buen (es un decir) puerto.Me refiero a un auto anterior al suyo, y del que ha dado cuenta Manuel Altozano en infoLibre, porque merecería un examen detenido por parte del Consejo del Poder Judicial o de cualquier instancia superior que tenga el más mínimo interés en proteger el (des)crédito de la justicia y su imprescindible apariencia de imparcialidad y respeto a la presunción de inocencia. Los autores son precisamente los tres integrantes de la sección 23 de la Audiencia de Madrid, que prescribieron este verano lo siguiente: “La investigación tendrá que centrarse en si [la asesora de la esposa del presidente del Gobierno] se sobrepasó en el desempeño de las funciones públicas que le fueron encomendadas para favorecer EL PLAN DELICTIVO de la investigada en el delito de tráfico de influencias, mediante la desviación de medios públicos puestos indebidamente al servicio de intereses particulares o estrictamente privados” (ver aquí). Las mayúsculas en medio de ese párrafo son mías, y pretenden (obviamente) destacar el dislate absoluto de esa sala que se permite con absoluto desparpajo dar por demostrado nada menos que un “plan delictivo” elaborado desde la Moncloa para desviar recursos públicos a manos privadas. Sin juicio ni sentencia. ¡Uff!A mi humilde entender (incluso apoyándome en “las leyes de la lógica y de la empírica”), ese tribunal debería quedar desautorizado por completo en esta causa, si no sancionado por esa flagrante violación de la presunción de inocencia. A usted ya se ve que no sólo le da igual, sino que le viene de perlas seguir el carril que ese disparatado auto le abre: ya que no termina de encontrar un solo indicio de tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida o intrusismo profesional –los cuatro delitos por los que usted abrió la causa contra Begoña Gómez a instancia de la organización ultraderechista Manos Limpias–, aparece la liebre mecánica que le regala la siguiente instancia judicial, claramente inspirada en la interpretación “creativa” que el ínclito y patriotero magistrado del Supremo Manuel Marchena (el de la “puerta de detrás” por la que el PP preveía en su día manejar la Sala Segunda encargada de sus macrocasos de corrupción) se sacó de su ingeniosa manga para bloquear la aplicación de la Ley de Amnistía aprobada por el Legislativo (ver aquí). Por resumir: no solo malversa quien utiliza dinero público para beneficio privado (lo que las “leyes de la empírica” traducen como latrocinio), sino también quien “se ahorra” la aportación de recursos particulares para un objetivo personal o colectivo sufragado a cargo público, por cívico y hasta ético que el objetivo sea. La respuesta a esta elucubración rayana con el insulto a la inteligencia la dio con claridad meridiana la magistrada Ana Ferrer, que había dado su voto favorable a la sentencia del procés y tuvo que exclamar después en un voto particular sobre la ley de amnistía aquello de “yo estaba allí y nadie mencionó ni por asomo esa inédita interpretación de la malversación”. Todo valga para que Puigdemont no pise España (y, si fuera posible, Sánchez tampoco, ni Yolanda Díaz, ni Pablo Iglesias, ni Gabriel Rufián... y por ahí hasta el infinito que plantea VOX de ilegalizar a los adversarios).Ya sé que usted, señor Peinado —que llegó a la judicatura por ese cuarto turno que ahora sus correligionarios ideológicos consideran “dedazo” en su guerra contra las reformas que pretenden dotar de transparencia y méritos frente a la endogamia que caracteriza al Poder Judicial—, no siente la menor vergüenza ante los ridículos sucesivos que usted mismo se ha buscado intentando machacar al presidente del Gobierno en su despacho de la Moncloa, o pretendiendo imputar al ministro de Justicia con una argumentación que ni el mismo Supremo –que traza una senda igualmente alucinógena para acabar con el Fiscal General del Estado– se ha atrevido a respaldar. Ha sido capaz, señor Peinado, de facilitar la deshumanización y criminalización de un presidente del Gobierno, de su pareja, de su familia y hasta de la asistente personal de la esposa del presidente. ¿Usted se ha molestado en algún momento en conocer cuál fue la función, presupuesto asignado, utilización de fondos públicos, etc., etc., de los/las anteriores asistentes personales de las parejas de los presidentes de Gobierno? (ver aquí). ¿Usted no sabe que del erario público pagamos la atención durante mucho tiempo en la Moncloa al padre de Mariano Rajoy y nadie inició una investigación judicial por malversación? (ver aquí) Calculo que lo sabe usted perfectamente, puesto que está tan pendiente de lo que de usted dicen en redes sociales ministros y periodistas que hasta dedica parte de su tiempo (¿y recursos públicos?) a querellarse contra ellos por lo que comentan o comentamos sobre sus espectaculares actuaciones (ver aquí). Le diré mi opinión, sin acritud y guiada por “las leyes de la lógica y de la empírica”. No le acusaré de prevaricación porque es un delito que hay que probar de forma solvente y objetiva. Es decir, con pruebas o indicios sólidos. A mí me llega, por ejemplo, que usted entró no hace mucho en una sede del Partido Popular en Pozuelo pegando gritos porque a su hija Patricia le habían rebajado las funciones de concejal (ver aquí), pero sobre todo el sueldo –de 74.949,98 euros como responsable de Deportes, a los 67.400, o sea 7.500 menos, como edil de la zona sur del municipio madrileño– con la castiza y clasista advertencia del “¡no sabe con quién está hablando!”. Pero yo no me atrevo a encargar una información sobre el asunto porque no tengo indicios suficientes para dedicar recursos (privados, limitados y transparentes de infoLibre) a esa nueva escena de La escopeta nacional. Del mismo modo, señor juez, no le acuso de prevaricación, pero me atrevo a trasladarle en esta carta pública que no encuentro forma alguna (ni lógica ni empírica ni tampoco jurídica) de explicar su rosario de actuaciones salvo que exista una motivación política. Repaso su historial en el caso que nos ocupa y veo reflejado al milímetro el funcionamiento del “ciclo del bulo” que hace unos días describía Fernando Varela en infoLibre: recortes de pseudomedios o medios, admisión judicial, rebote en tribunas políticas y de ahí a las portadas y editoriales de medios y pseudomedios. Vuelta a empezar (ver aquí). ¿Por qué hay medios y mercenarios supuestamente periodísticos que se prestan a la labor? Lean la investigación que venimos publicando sobre el grifo de recursos públicos con el que Isabel Díaz Ayuso (por ejemplo) riega a sus medios afines (ver aquí). Lo entiende un tonto. Y usted.Ha decidido, señor Peinado, celebrar este sábado su 71 cumpleaños aprovechando la guardia de su juzgado para citar a la esposa del presidente del Gobierno, a su asistente en Moncloa y al actual delegado del Gobierno en Madrid con el fin de comunicarles que se sentarán en el banquillo acusados de malversación ante un jurado popular. Tengo curiosidad por saber cómo se hará la selección de los nueve jurados exigidos que no estén de antemano contaminados precisamente por el citado ”ciclo del bulo”, sin el que usted no habría podido abrir (ni por asomo) la causa que le entretiene y en la que tantas expectativas tienen puestas los dos principales partidos que proclaman su absoluta prioridad de “echar a este Gobierno, como sea” (Tellado dixit). Tenía previsto incluir como cierre de esta carta, por si se aburriera un poco en esa guardia cumpleañera y festiva, un ingenioso audio (donde se unen el talento de Max Pradera y la habilidad robótica de la Inteligencia Artificial) que refleja lo que, quizás, las “leyes de la lógica y de la empírica” llevan a concluir acerca del extravagante proceso que usted viene ejecutando (en compañía de otros). Se titula Qué le van a dar (por los servicios prestados). La canción insinúa cosas, claro, aunque no tantas como las que sustentan su actuación judicial. De momento me lo guardo, por no cargarle de trabajo extra con su empeño en ver por todas partes acusaciones de prevaricación. Atentamente,Jesús Maraña