La guerra híbrida de Rusia contra Occidente no es cosa de ciencia ficción, como alertan desde hace años la OTAN, la Unión Europea (UE), Berlín, Varsovia o París. En los tres países bálticos, las exrepúblicas soviéticas de Letonia, Estonia y Lituania, es una realidad palpable desde mucho antes la gran agresión rusa contra Ucrania, en febrero de 2022. Se manifiesta en múltiples formatos, desde el ciberataque que sufrió Estonia en 2007, que afectó a bancos, Gobierno y medios de comunicación, a la "inmigración desestabilizadora" inducida desde Bielorrusia a partir de 2021 o las ingerencias en campañas electorales. La reciente irrupción en el espacio aéreo estonio de tres MIG-31 rusos multiplicó las alarmas en la OTAN. Unos pocos días antes, tras las oleadas de drones rusos sobre Polonia y Rumanía, su cuartel general reforzó la operación Centinela Oriental. La implicación de aviones de combate alemanes, italianos y neerlandeses en el derribo de los aparatos no tripulados rusos fueron una reválida en tiempo real sobre la capacidad de reacción aliada. Doce minutos tardaron en interceptar a los MIG-31 por el espacio aéreo estonio.Seguir leyendo....