No sabe si alguna vez lo manifestó, pero tiene claro que está viviendo un sueño. A través de la ventana observa unas montañas, dice, pero no unas cualquiera. Desde su habitación en la Polinesia Francesa, Ana Hernández recuerda con emoción cuando se matriculó en Diseño de Moda hace algo más de veinte años. De pequeña estaba obsesionada con vivir en Nueva York. Vi muchas películas y pensaba que podría ser la nueva Carolina Herrera, así que me mudé allí tras acabar mis estudios con intención de buscarme la vida. Mis padres no podían pagarme un máster, así que trabajé de niñera y camarera hasta que pude pagar un máster en Parsons, una de las universidades más importantes, relata. Acabó encontrando un trabajo en la industria de la moda que le permitiría vivir en la ciudad durante los próximos ocho años. En el transcurso de ese tiempo descubrió su pasión por la escritura, algo que siempre había vivido en ella pero jamás se había atrevido a explorar: Le enseñé uno de mis manuscritos a un amigo y me dijo que era un mar de erratas a todos los niveles ortográficos pero que tenía que publicarlo. Y así fue. Seguir leyendo....