El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ya ha logrado lo que quería. El exdirector del FBI James Comey, al que el republicano considera uno de sus peores enemigos, ha quedado acusado de perjurio y obstrucción a la justicia, según ha anunciado el propio Trump en redes sociales. Los cargos se han presentado menos de una semana después de que Trump lanzase una extraordinaria regañina pública a su secretaria de Justicia, Pam Bondi, para que forzara la imputación de sus adversarios más detestados. De ser declarado culpable, Comey afronta ahora hasta cinco años de cárcel por esos cargos. Seguir leyendo