Empezaré por recordar el condenable acto terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023, día en el que se cumplían los 50 años de la Guerra de Yom Kippur (ataque sorpresa de Egipto y Siria contra Israel del 6 al 24 de octubre de 1973), con una lluvia de más de 5.000 misiles sobre los que celebraban el final del Sucot o "Fiesta de las Cabañas", y conmemoraban la travesía de 40 años por el desierto, desde su salida de Egipto, como se narra en el Antiguo Testamento, y al mismo tiempo ponían de manifiesto la fragilidad de la existencia humana y la dependencia de Yahvé . Un despreciable atentado. Se produjo un clamor de condena e indignación en el mundo, en España también, no lo olvidemos, y además se reconoció el derecho de Israel a defenderse. Este fue el origen de una respuesta por parte del Gobierno del Estado de Israel de dimensiones atroces, que no son comparables, con su presidente Netanyahu al frente, y que hoy, después de casi dos años, podemos definir de genocidio, no de guerra, porque no son dos ejércitos los que se enfrentan con las mismas armas. El objetivo de este gobierno, creo que, desde el principio, con el pretexto de defenderse, fue y es hacer desaparecer a la población civil de un pueblo, el palestino. Ahora es Gaza, más pronto que tarde Cisjordania; es la práctica de su política sionista. No todos los hebreos y judíos son sionistas, pero cada vez parece que crecen y no sólo en Israel, sino también en otras partes del mundo. Y desde allí, con su capital, apoyan al gobierno de Netanyahu. Muy atrás queda aquel Israel de los kibutz, soñados y vividos por algunos españoles, o del presidente, Shimon Peres. Constantemente en periódicos, radios y televisiones, leemos y oímos la palabra antisemita, y creo que merece ser aclarada. Echo mano del diccionario, y también de los estudios realizados en la Facultad de Filosofía y Letras, hace ya muchísimo tiempo, de la especialidad de Estudios Semíticos, que dejaron una gran impronta en mi formación. Por ello me gustaría repasar con los lectores, una serie de significados erróneos o confusos, usados por desconocimiento, o por costumbre, y hasta por intereses políticos y económicos, y que pueden llevar a confusión. El término sionista deriva de Sión, colina cercana a la ciudad de Jerusalén que se convirtió en el símbolo de todo Israel y representa el ideal de su comunidad de creyentes. Aunque las ideas nacionalistas del siglo XIX europeo influyeron en las ideas del movimiento sionista, se estima que su nacimiento tiene lugar en 1896, con la publicación del libro El Estado, de Theodor Herzl, judío-austrohúngaro, considerado padre del sionismo. En agosto de 1897 organizó el Primer Congreso Sionista en Basilea, al que acudieron judíos de varios países. Su objetivo, establecer un hogar seguro para los judíos en Palestina, considerada la Tierra prometida (territorios de Israel y Judá), tal y como aparece en el Antiguo Testamento. Allí se constituyó la Organización Sionista Mundial, y Herzl fue elegido presidente. Para lograr el objetivo, estableció importantes contactos económicos y, para propagar y fomentar las ideas del sionismo, fundó el periódico Die Welt. En 1901 se crea el Fondo Nacional Judío para adquirir tierras en Palestina. Se intensifica la emigración a esas tierras de judíos, en gran parte procedentes de la Europa del Este. En 1917 hubo la primera declaración política en Palestina. No es extraño que este nacionalismo tenga su aparición en un momento de auge de los nacionalismos europeos. Finalmente, el 14 de mayo de 1948, al retirarse los británicos por el fin del Mandato de Palestina, David Ben-Gurión proclamó la independencia en Tel Aviv y la fundación del Estado de Israel. No son ajenos a este hecho histórico la inmigración de judíos durante décadas por la persecución que sufrieron en Europa y el plan de la ONU de dividir el territorio en dos estados, uno judío y otro árabe. A partir de entonces, una guerra interminable con sucesivas invasiones de territorios ocupados por otros. No fue el colonialismo sionista como el practicado por países como Gran Bretaña, Portugal o España, que trató de convertir a la población autóctona en súbditos coloniales leales, no; sino que trataron substituir totalmente la sociedad nativa por la sociedad colonizadora. Y en eso están, cruelmente y ante los ojos de toda la humanidad. Como oposición al movimiento político sionista, nace el antisionismo, al considerarlo imperialista por las constantes guerras para ocupar sucesivamente la Tierra Prometida por su dios, y ya vemos que siguen en ello, sin respetar muchas de las normas del Derecho internacional que rige las relaciones entre estados y particulares. Otra palabra, que se viene usando para expresar hostilidad y odio a los judíos, sobre todo a su influencia, es antisemita. Otros autores prefieren usar los términos judeofobia o antijudaísmo, porque consideran que son menos ambiguos y no llevan a confusión, ya que antisemita, etimológicamente, se referiría a cualquier actitud de prejuicio contra todos los pueblos semitas. También es cierto que, a partir de la mitad del siglo XIX y primera mitad del XX, por el creciente rechazo a los judíos, se prefirió usar solo para las ideologías antijudías. En la actualidad hay muchos pueblos semitas, como los árabes, los hebreos, los amharas (de Etiopía), pueblos que comparten herencia lingüística con el árabe, el hebreo, el amhárico, el maltheño (hablado en una región de Malta, con raíces en el árabe de Sicilia), y también cultural. Los palestinos pertenecen a este grupo. Los vínculos entre ellos no son ni religiosos, ni por supuesto raciales, ya que sólo hay una raza, la humana. También es habitual identificar hebreo con judío. La palabra hebreo, significa "el que viene de la otra orilla". Pueblo nómada procedente de la antigua Mesopotamia, que tuvo que cruzar el río Éufrates para llegar a la tierra de Canaán, la Tierra Prometida por Dios a Abraham, según cuenta la Biblia. Hoy se corresponde a Israel, Cisjordania, Gaza, Jordania y partes de Siria y Líbano. Este hecho es fundamental para los israelitas, puesto que es una etapa central de su historia y la consumación de la promesa de Yahvé como pueblo escogido. Judío se refiere a su origen, pero sobre todo a la práctica religiosa, la ley mosaica, a sus costumbres y su cultura. Se puede ser judío por herencia y tradición familiar o también por conversión. Hay grupos diversos, dependiendo de su origen: asnaquenazis (Europa), sefardíes (España) mizrajíes (Oriente Medio y N. de África), con sus variedades idiomáticas, como el yidis o el ladino. Como pueden ver, la historia de Israel, el nacimiento de su Estado y las repercusiones en los pueblos de la zona, como el palestino, es muy interesante y no exenta de dificultades, incluso para los historiadores con posturas enfrentadas: maximalistas, para los que la Biblia es la única fuente, y minimalistas, que niegan esto, además de poner en duda que algunos hechos sean reales, llegando a dudar de la propia existencia de reino de Israel. En España el tema tiene poca o nula presencia en los programas educativos. Por si estas reflexiones les animan a saber más, me atrevo a recomendarles un autor, Ilan Pappe, historiador israelí, hoy fuera de su país, y dos de sus obras, una en castellano, Historia de la Palestina Moderna. Un territorio, dos pueblos; y otra que merece todo mi afecto y quiero destacar, titulada Brevísima historia do conflito entre Israel e Palestina, publicada por Galaxia, a la que tanto debemos en Galicia. Espero se animen, es un tema apasionante.