Desde hace más de dos meses, el objeto 3I/ATLAS ha captado la atención de la comunidad astronómica mundial. Se trata del tercer objeto interestelar detectado cruzando nuestro sistema solar, después de los famosos ‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). Pero lo que diferencia a 3I/ATLAS no es solo su origen lejano, sino su tamaño masivo y su comportamiento inusual.Este cuerpo celeste ha sido clasificado inicialmente como un cometa, debido a su cola de gases y polvo. Sin embargo, su composición y trayecto han generado preguntas que todavía no tienen respuestas definitivas.Mucho más grande de lo esperadoEl astrofísico de Harvard Avi Loeb, conocido por sus hipótesis audaces sobre inteligencia extraterrestre, ha vuelto a encender el debate. Tras estudiar la aceleración no gravitacional del objeto —una pequeña pero significativa desviación de su trayectoria esperada—, Loeb calculó que la masa de 3I/ATLAS podría superar los 33.000 millones de toneladas. Esta cifra lo ubica muy por encima de sus predecesores interestelares: mientras ‘Oumuamua medía unos 400 metros y Borisov 1 kilómetro, el núcleo de 3I/ATLAS podría superar los 5 kilómetros de diámetro.Para visualizarlo, pensemos en una montaña del tamaño del Monte Everest desplazándose por el espacio a una velocidad de más de 100.000 km/h. Este hallazgo pone en tela de juicio muchas de las teorías actuales sobre la frecuencia y composición de objetos interestelares.Una trayectoria misteriosamente precisaMás allá de su tamaño, la ruta de 3I/ATLAS a través del sistema solar también ha sido motivo de especulación. Loeb ha señalado que el objeto pasará a una distancia muy cercana de varios planetas importantes, incluyendo Júcar, Venus y Marte. En particular, se espera que se aproxime a menos de 2 millones de kilómetros de la órbita de Marte, una proximidad que algunos consideran poco probable que sea fruto del azar.El astrofísico califica esta coincidencia como una «sintonización fina» que merece una observación más detenida. En este contexto, ha sugerido utilizar la cámara HiRISE del orbitador Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) de la NASA para capturar imágenes del objeto mientras se aproxima a Marte. Estas observaciones podrían ayudar a determinar con mayor precisión su tamaño, forma y superficie.Composición inesperada y teorías alternativasOtro aspecto que ha intrigado a los científicos es la composición de 3I/ATLAS. A diferencia de la mayoría de cometas conocidos, este objeto parece contener una cantidad sorprendentemente alta de dióxido de carbono (CO2). Este dato refuerza la idea de que podría provenir de una región muy distinta a la de los cometas comunes del sistema solar.Loeb plantea una posibilidad poco ortodoxa: ¿y si no se trata de un cometa ordinario? Según sus estimaciones, si el núcleo del objeto resulta ser más grande de lo que se espera, la teoría de un origen natural podría volverse insostenible. En ese caso, no se podría descartar que 3I/ATLAS sea un artefacto tecnológico creado por una civilización avanzada.Para entender esta idea, imaginemos encontrar una botella perfectamente diseñada flotando en el océano. Si sabemos que la mayoría de los objetos flotantes son naturales, pero esta botella tiene forma, materiales y trayectorias que desafían lo común, tendríamos que al menos considerar la posibilidad de que fue creada intencionadamente.Una rareza estadística que plantea preguntasOtra observación clave de Loeb es que, si tomamos en cuenta el número total de objetos interestelares que deberían existir, 3I/ATLAS es una rareza estadística. Lo normal habría sido detectar decenas de miles de objetos más pequeños antes de encontrar uno de este tamaño. Sin embargo, este ha sido apenas el tercero identificado y, paradójicamente, el más masivo.Este desajuste en las probabilidades es otro de los factores que alimenta las hipótesis alternativas. Si la probabilidad de encontrar algo así es tan baja, ¿por qué justo ahora, y con estas características?Un momento clave para la ciencia planetariaLo que está en juego con 3I/ATLAS no es sólo un debate entre natural y artificial. Cada nuevo dato que se recopile sobre este objeto podría modificar nuestras teorías sobre la formación del sistema solar, los mecanismos de expulsión de material desde otras estrellas y hasta sobre la posibilidad de vida inteligente en el universo.La cámara HiRISE podría ofrecer nuevas pistas. Dependiendo de la cantidad de luz solar reflejada en las imágenes, los científicos podrán estimar con mayor exactitud el tamaño del núcleo, lo que permitirá confirmar o descartar varias de las hipótesis actuales.Más allá de la superficieComo ha señalado Loeb, no deberíamos juzgar al objeto solo por su superficie, al igual que no juzgaríamos un libro por su portada. Si bien su composición externa sugiere un comportamiento similar al de un cometa, la posibilidad de que su núcleo esconda una naturaleza diferente sigue sobre la mesa.La ciencia avanza a menudo al explorar lo improbable, y 3I/ATLAS representa uno de esos momentos en los que mirar con una mente abierta podría traer descubrimientos asombrosos.La noticia Un coloso interestelar: 3I/ATLAS desafía todo lo que sabíamos sobre visitantes cósmicos fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.