"La república de Moldavia está en plena campaña electoral; la Federación Rusa también; solo que nosotros lo hacemos en nuestro país, y Rusia no lo hace en el suyo, sino en el nuestro". Estas palabras, pronunciadas esta semana por Doron Recean, reflejan la atmósfera de tensión y desconfianza con la que acuden a las urnas este domingo para elegir a su Parlamento los habitantes del estado balcánico fronterizo con Rumanía, sujeto integrante de la URSS entre el final de la segunda guerra mundial y la implosión soviética en 1991. Repitiendo estrategias ya ensayadas en ocasiones anteriores, el Kremlin se ha embarcado en una nueva campaña "orquestada" de interferencia electoral aunque "más sofisticada", en opinión del Instituto de Estudios sobre la Guerra (ISW), que incluye tentativas de intimidación, promoción de desórdenes públicos, compra de votos y pirateo de instituciones. La incertidumbre sobre los resultados es máxima en esta tensa pugna que enfrenta a dos opciones políticas excluyentes: el Partido de la Acción y la Solidaridad (PAS), la formación proeuropea liderada por la presidenta Maia Sandu, y el Bloque Patriótico, la coalición prorrusa liderada por el profesor Igor Dodon, investigado en múltiples casos criminales, incluyendo el de "alta traición" en favor de Moscú. Seguir leyendo....