"Yo vivo sola y mi vecina también". Una conversación de ascensor en Novo Mesoiro terminó con esa conclusión. Aquella confesión compartida fue el punto de partida de una red vecinal que, cuatro años después, reúne a más de 50 personas de diferentes edades, barrios y circunstancias.La impulsora se llama Mercedes Varela, uruguaya de origen, vecina del barrio desde hace 14 años, y una mujer que ha cambiado la forma en que muchas personas mayores viven la ciudad. "Yo vivía sola. Coincidí con otra vecina que también vivía sola. Intercambiamos teléfonos, empezamos a hacer cosas juntas... y poco a poco se fue sumando gente. Ahora somos un grupo enorme".El grupo de WhatsApp, que empezó con el simpático nombre de 'Chicas Fitness', no tiene estructura formal ni estatutos, pero funciona como una pequeña red de apoyo emocional y logístico."Organizamos cafés, salidas, excursiones, cumpleaños... y si alguien no contesta un mensaje, preguntamos. Si alguien está enfermo, se le llama. Nos cuidamos", explica Mercedes, que se resiste a considerarse líder: "Soy un poco la cabecilla, pero esto ya camina solo".Y tanto camina, que han llenado autobuses para visitar Oporto, la Ribeira Sacra o exposiciones locales. Van juntos al gimnasio, a clases de memoria o simplemente se sientan a hablar en un café."Lo que no se le ocurre a una, se le ocurre a otra", dice entre risas Victoria Barral, otra de las integrantes. "A mí me ha ayudado muchísimo a combatir la soledad. Nos mantenemos activos y conectados".También se han sumado matrimonios, jubilados y personas de otros barrios. Es el caso de Juan González, vecino desde 2010 y jubilado desde hace tres años."Buscaba algo para ocupar mi tiempo de forma creativa y me encontré con este grupo. Además de hacer cosas juntos, es una forma de aprender a convivir y a funcionar de forma democrática".Angelita Patiño vive en el centro de A Coruña, pero acude con regularidad a las reuniones de Novo Mesoiro. "Esta gente es maravillosa. Es que en el centro no hay esto. En los barrios hay más acogida, más amistad. Aquí encontré lo que echaba mucho de menos: comunidad".La actividad del grupo depende, en gran medida, de los espacios que ofrece el centro cívico, pero la demanda supera con creces la oferta."Las clases de gimnasia, por ejemplo, solo admiten 20 personas, y quedamos muchos fuera", lamenta Juan. "Por eso pedimos al Ayuntamiento más plazas y, sobre todo, un local propio. Un sitio donde reunirnos, enseñar lo que sabemos, como repostería o ganchillo, y no depender siempre de bares o centros saturados".En un barrio joven como Novo Mesoiro, donde se suele hablar de infancia y futuro, estos vecinos han abierto espacio también para la memoria, la experiencia y el cuidado mutuo. "No nos conocíamos de nada... y ahora somos una familia", concluye Mercedes.Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad de antena3noticias.comPuedes ver el informativo completo 'Noticias Fin de Semana' en Atresplayer.