Utrera vive este fin de semana la fe de las hermandades gitanas de toda España al compás de su Esperanza

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Utrera (Sevilla) está viviendo este fin de semana una auténtica profesión de fe protagonizada por el pueblo gitano que ha empapado las calles, y no solo del centro, de su particular forma de entender el cristianismo. El II Congreso Nacional de Hermandades de los Gitanos ha traído a la ciudad de Fernanda y Bernarda un programa de actos que ha conectado a la perfección con la idiosincrasia del Año Santo Jubilar que lleva por lema “Peregrinos de la Esperanza”, porque igualmente se celebra en 2025 los 600 años de la llegada del pueblo gitano, tan peregrino él, a la Península Ibérica.Si hay un pueblo en España donde los gitanos se han integrado a la perfección con los payos, de manera que no haya distinción alguna entre unos y otros, es Utrera, según afirmó orgulloso ayer el alcalde de Utrera, Curro Jiménez (PP), en la recepción que se les brindó a los representantes de la veintena de hermandades gitanas de todos los rincones de España en el salón de plenos del Ayuntamiento. “Somos uno de los municipios en el que la población gitana son una inmensa mayoría y en el que, de verdad, aquí no hay distinciones porque somos todos iguales: utreranos”, apuntilló el regidor de la ciudad de Bambino antes de abrazar al hermano mayor de la Hermandad de los Gitanos anfitriona, José Jiménez Loreto, cuya Virgen de la Esperanza estaba lista para salir de la Parroquia de Santiago y protagonizar una tarde, noche y madrugada que van a quedar para la Historia religiosa, cofrade y gitana de esta localidad también célebre por sus mostachones.La Virgen de la Esperanza de Utrera salió de la Parroquia de Santiago a las 18.00 horas, camino de la plaza Ximénez Sandoval, donde se celebró una misa pontifical al aire libre presidida por el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses. La solemnidad eucarística, con tantos sacerdotes concelebrando, estuvo marcada por el contraste que son capaces de imprimirle los gitanos a todo lo importante: la presencia de altos cargos políticos incluso de la Junta de Andalucía, como la viceconsejera de Cultura y Deporte, Esperanza Macarena O’Neill, no estuvo reñida con la participación artística de cantaores flamencos de la talla de David Gutiérrez, Rafael de Utrera, Tomás de Perrate o Fernanda Peña, quienes más tarde, junto con otros gitanos devotos de su Virgen, imprimieron un sello inconfundible a la procesión de regreso a Santiago entre cantos, palmas y piropos a la Madre de Dios, delante de un paso que estuvo acompañado musicalmente también por la banda de cornetas y tambores Vera Cruz de Utrera (abriendo el cortejo) y la asociación filarmónica cultural Nuestra Señora de las Nieves de Olivares.Una Virgen gitana por sus callesLa utrerana Virgen de la Esperanza estrenaba ayer tarde una saya de terciopelo malva y bordada en oro entrefino con incrustaciones de corales, obra del bordador Joaquín Salcedo. Las flores -cosa de Francisco Marrufo- eran rosas, lilium, proteas y romero. Y el llamador del paso tenía la forma de las inseparables Fernanda y Bernarda. Pero ahí no quedaron los símbolos, porque incluso se innovó en el itinerario, buscando calles poco acostumbradas a recibir procesiones y que tanto significado histórico encierran para la comunidad gitana de aquí: Fajardo, Maestro Bernabé García y Lope Díaz… Allí, y por las calles Catalina Perea o Nueva, se concentraron igualmente las delegaciones de hermandades gitanas de todo el país, desde Lebrija a Madrid y desde Jerez a Málaga, que participaron de los cantes y de las petaladas.El II Congreso Nacional de las Hermandades de los Gitanos se clausura este domingo en Utrera.Y sigue el Congreso…La procesión de anoche sirvió de espectacular pórtico para esta segunda edición del Congreso de Hermandades de los Gitanos celebro en nuestro país. La primera edición fue hace dos años en Sevilla, con motivo del XXV aniversario de la beatificación de Ceferino Giménez Malla. En esta ocasión, la ponencia inaugural de esta mañana en el centro cultural Casa Surga, ha tenido por título “La mujer gitana y la religiosidad: su papel en las hermandades”, y en ella han participado la alcaldesa de Écija, la gitana Silvia Heredia (PP); la pedagoga lebrijana Tamara Carrasco, a la sazón responsable de Empleo de la Fundación Secretariado Gitano en Sevilla; y la concejala del Ayuntamiento de Ronda Concepción Muñoz, también presidenta de la asociación de mujeres gitanas Cayí Brandi.A mediodía, y bajo el lema de “Gitanos, peregrinos de la Esperanza: 600 años caminando”, han participado el sacerdote, escritor y ex Defensor del Pueblo Andaluz José Chamizo y la directora de cine Pilar Távora. Ya por la tarde, en el teatro municipal Enrique de la Cuadra, se ha proyectado el documental Potaje Gitano de Utrera, obra del también pintor Antonio Rodríguez Ledesma, que fue precisamente el autor del cartel del primer Congreso de Hermandades de los Gitanos celebrado en 2023 en Sevilla. Luego de la proyección, los participantes en el Congreso han peregrinado hasta el Santuario de Consolación.Tras la ponencia prevista para mañana domingo a las 11.00 horas y titulada “La Pastoral de los gitanos y sus hermandades, un compromiso de fe”, la conferencia de clausura, igualmente en la Casa Surga, estará protagonizada por las figuras de los dos únicos gitanos del mundo que van camino de convertirse en santos: los actuales beatos Tío Ceferino (de Huesca) y Emilia la Canastara (de Almería). En este encuentro que clausurará mañana el Congreso está prevista la participación de una biznieta del beato, Elena Giménez Cenizo, que actualmente forma parte del Consejo Diocesano de Zaragoza; de Belén Carreras Maya, misionera y secretaria de la Comisión para la pastoral Social y Promoción Humana; y Martín Ibarra Benlloch, doctor en Historia y escritor.Gitanos canasteros que van para santosLos dos gitanos de la historia que van camino de la santidad padecieron sus particulares martirios en la Guerra Civil española. Al primero, Ceferino Giménez Malla, lo beatificó el papa Juan Pablo II en 1997. A la segunda, Emilia Fernández Rodríguez, la beatificó el papa Francisco veinte años después. El Tío Ceferino o El Pelé, como también era conocido aquel tratante de caballos de Huesca que se manejaba igualmente con el arte de la cestería, fue un gitano profundamente religioso que incluso rezaba el rosario a diario.Integrado en grupos religiosos de su época, fue injustamente acusado de robo y encarcelado en cierta ocasión, aunque finalmente fue declarado inocente y no fue aquella la ocasión de su martirio, sino cuando, en plena guerra, a comienzos de 1936, un grupo de milicianos republicanos estaban golpeando a culatazos a un sacerdote y Tío Ceferino se vio obligado a intervenir reprendiéndoles por aquella conducta. Los republicanos la emprendieron también con el gitano, que llevaba un rosario, y lo condenaron a muerte después de decirle que lo salvarían si soltaba el rosario. Como se negó, lo fusilaron en el cementerio de Barbastro mientras gritó: “¡Viva Cristo Rey!”.La gitana Emilia la Canastera, por su parte, no tuvo un final mejor, aunque su martirio tuvo lugar después de terminar la contienda civil. Se había casado en plena guerra, y cuando llamaron a filas a su marido, este se hizo el ciego porque no quería formar parte de un conflicto que ni siquiera entendía. Al poco tiempo, sin embargo, los milicianos volvieron por su cueva, en un pueblo almeriense, porque se habían percatado del engaño del matrimonio gitano. Así que los detuvieron y los encarcelaron a ambos, por separado. En el verano de 1938 condenaron a Emilia, que estaba embarazada, a seis años de cárcel. Sus compañeras, incluida una catequista a la que no quiso revelar cuando le preguntaron por ella, le ayudaron durante su cautiverio, pero no pudieron hacer nada por ella cuando, pocos días después de dar a luz a una niña a la que bautizaron con el nombre de Ángeles, enfermó de gravedad hasta el punto de que suplicaron al gobernador civil su liberación. No hubo clemencia. Y sus restos mortales, para más inri, fueron arrojados en una fosa común del cementerio de Almería.