'Jerez, tierra prometida de los gitanos': cinco siglos de historia y un legado que sigue vivo

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Un reconocimiento a Jerez por su apertura a otras culturasJosé Castaño Rubiales a sus 83 años de edad acaba de publicar un nuevo libro, que es el trigésimo quinto que firma desde que en 1986 vio la luz el primero que lanzó, un ‘Estudio sicoestético de personajes jerezanos’. Casi cuarenta años después sigue en la brecha y con nuevo proyectos en mente.Su último trabajo entra en analizar los gitanos de Jerez, orígenes de su llegada e implantación en la ciudad desde el siglo XV. Es un libro que vincula y homenajea a esta raza cuando se cumplen 600 años de su llegada a España, pero también es un reconocimiento a Jerez por su apertura a otras culturas y el acogimiento a gente migrante que en este caso encontró en la ciudad ‘La tierra prometida’.Así se titula esta obra cuya primera edición, presentada mu recientemente, se ha agotado y ya está en marcha la segunda tirada. Escribe por vocación por una causa benéfica ya que los fondos que ase recaudan con la d¡venta de todas sus publicaciones s edestina a la labor social que lleva a cabo la Asociación Rafael Bellido Caro, que se ocupa de repartir el pan diario es instituciones asistenciales.Que Pepe Castaño es un personaje notable de Jerez nadie lo discute. Vinculado toda su vida a la Hermandad del Nazareno, su profesión de peluquero, en la que empezó con siete años como aprendiz, y su talante personal de entrega a los demás y de involucrarse en todo aquello que suene a Jerez, le ha dado un más que merecido y notorio reconocimiento social.El currículo de Pepe es tan notable y extenso como lo es su larga vida de jerezano cabal, de una persona con un alma gigante que no ha esquivado nunca cualquier propuesta de ayudar en todo lo que supusiera la asistencia social y la caridad.Ahora vuelve a sr protagonista gracias aun nuevo libro de cosas jerezanas. Tiene ene mente otros proyectos, pero la vista, algo deteriorada le impide lanzarse con la alegría de antaño. Sus memorias, que dice que aún se lo sigue pensando, y un trabajo de análisis de la sociedad de Jerez de antes y la de ahora.Castaño ojeando su nueva obra.      MANU GARCÍA Su último libro está dedicado a los gitanos de Jerez.Efectivamente, desde que llegaron a Jerez en el siglo XVI. En cierto modo, es un homenaje a estos seis siglos de los gitanos en España. Es una aportación muy personal sobre lo que he podido averiguar de lo que fue la vivencia de la raza en cinco siglos en Jerez. Es el nudo gordiano de la publicación: aportar una serie de datos, no siempre documentados, sobre su llegada, cómo se asentaron y por qué eligieron Jerez, una ciudad cerrada en aquella época, con murallas y fuerte situación militar y política.Un recorrido de cinco siglos supone muchas preguntas y no menos respuestas.Hago una descripción de los motivos que llevaron a que fueran aceptados en Jerez y cómo, con el paso del tiempo, enraizaron en la ciudad en lo vivencial, lo laboral e incluso en lo religioso.¿Por qué se convirtió Jerez en su tierra prometida?Porque, después de errar por todas partes y ser expulsados por ser considerados ‘gente de mala vida’, en Jerez la situación fue distinta. Fueron acogidos y, con el tiempo, se establecieron con sus familias. Desde que salieron de su tierra original, no los dejaron entrar a ninguna parte.El libro 'Jerez, tierra prometida de los gitamnos'. MANU GARCÍA¿Qué concurría en el Jerez de entonces para que los acogieran?Ahí está lo curioso. La iglesia de San Juan de Letrán estaba en el antiguo Llano de San Sebastián. Se ubicaron en terrenos de los dominicos. Detrás del convento había una puerta, la del campo o del pan, que daba a la plaza Aladro. Allí tenían una huerta y un muladar donde, en el siglo XVI, montaron tiendas de campaña y carromatos. Todo comenzó en San Juan de Letrán con san Juan Grande, quien propició su asentamiento en Jerez.Los dominicos, la Cartuja y san Juan Grande, clave en la integracion de los gitanos¿Cómo se ganaban la vida?Estuvieron con los Reyes Católicos en la conquista de Granada. Fueron maltratados porque los monarcas, tras la guerra de 1492, les pagaron mal. Había dos vertientes: unos eran expertos en animales, sobre todo en caballos, esenciales en la guerra; otros se dedicaban al hierro, como demuestra la fragua de la Estancia Barrera en Jerez. También se colocaron en el campo, porque Jerez siempre fue agrícola.¿Desde esos inicios se deriva toda la cultura gitana que tenemos actualmente en la ciudad, especialmente en el cante flamenco?La parte final del libro aborda esa cuestión. Los gitanos de Jerez desconocen que, tras aquellas fechas, hay casi tres siglos de vacío. Se cree que vuelven en el siglo XVIII, cuando emergen los primeros cantaores. Entonces aparece tío Luis de la Juliana, aguador que vendía agua de los Albarizones, considerado iniciador de las estirpes cantaoras gitanas de Jerez. La creencia es que llegan entonces, pero no es cierto: ya estaban en la ciudad, no como artistas, sino como trabajadores.“Los gitanos encontraron en Jerez un lugar para rehacer sus vidas” Todo este pasado, ¿explica el porqué de la raigambre gitana en Jerez y su aceptación social?El título del libro lo refleja. Fueron expulsados de todas partes y en Jerez fueron acogidos, respetados y tratados como iguales. Hay un paralelismo con los migrantes actuales: llegan por mar, sin papeles, como entonces los gitanos por tierra. Hoy, muchos inmigrantes también trabajan y forman familias en Jerez.“La historia de los gitanos en Jerez conecta con los migrantes actuales: ambos buscan respeto, trabajo e integración”Visualiza así una conexión con lo sucedido en Jerez hace cinco siglos, la integración gitana, en la que la ciudad tuvo un papel clave.Totalmente. Aunque hago crítica leve, lo evidente es que los gitanos han luchado mucho por ello. En Jerez encontraron respeto humano, el caldo de cultivo perfecto para integrarse.Un episodio que adquiere relevancia en este relato es la relación con la Cartuja.Fue vital y desconocido. El monasterio de la Cartuja tuvo gran importancia. Juan Grande, amigo de los cartujos, fue el intermediario ante ellos. Los cartujos eran los principales propietarios de fincas entre Jerez y Morón, lo que permitió a muchas familias gitanas acceder a trabajo agrícola.Pepe Castaño posando para la entrevista sin perder su característica sonrisa.  MANU GARCÍA¿Hay algo negativo en ese recorrido histórico?Sí. Estaban lastimados. La cultura de entonces era la incultura. Debían refugiarse en sí mismos porque no todos aceptaban la diferencia racial. Critico ciertos rechazos de los gachós, que no compartían sus formas de vida ni celebraciones. Era como si alguien intentara mirar de fuera lo que debía ser privado.40 años van a cumplirse en 2026 de su primer libro, de los 35 publicados.No me siento escritor ni historiador. Escribo por dos motivos: para recaudar fondos para la Asociación Rafael Bellio Caro, que da pan diario a 14 instituciones de Jerez, y porque mi amor por la ciudad me obliga a difundir su historia para las nuevas generaciones.“La Cartuja fue clave en la integración gitana: abrió las puertas a tierras y trabajo en el campo”¿Tiene algún proyecto en mente?Me proponen publicar mi biografía, pero me cuesta. No me gusta presumir de cosas que ni en mi casa saben. Siempre respeté igual a todos los clientes de mi peluquería, famosos o no. Algunas cosas que hice no quiero contarlas. Una persona me insiste desde hace dos años y mi familia también, pero quizá no la publique en vida. Mientras decido, trabajo en un proyecto inspirado en mi pérdida de visión. Ahora que no veo, mi pensamiento se agudiza. Quiero escribir sobre los conceptos de vida y pensamiento: cómo se vive, se cree, se actúa hoy y antes. Ideas personales con mensaje para la juventud, porque aunque la humanidad gana en valores, también está perdiendo mucho.En definitiva, ¿‘Jerez, la tierra prometida de los gitanos’ está siendo demandado?Sí. Estoy convencido de que romperá fronteras. Catedráticos de historia y expertos me lo solicitan. Lo más importante es que, un día laborable a las doce y media, me quedé sin libros. Se agotaron. Es la mejor señal de que interesa. Vamos ya a por la segunda edición.