La huella de Ambrosio en Ubrique, el cuponero "con un gran corazón" que nadie sabe por qué han matado

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Desde fuera se atisba un camino lleno de hojas, que dirige hacia una casa de un tamaño considerable. En la verja de entrada a la casa de Ambrosio aún está el precinto de la Guardia Civil. Por lo demás, nadie diría que en esta finca de Tavizna, un pequeño asentamiento rural incluido en el término municipal de Benaocaz, en la Sierra de Cádiz, ha habido un asesinato apenas 48 horas antes.Pero lo hubo. A la una de la madrugada del pasado sábado, alguien entró en la casa de Ambrosio, un querido cuponero de Ubrique, y le asestó más de una veintena de puñaladas. Todavía no se sabe por qué. Ni para qué. La Guardia Civil investiga el caso, y guarda silencio. En el pueblo hay todo tipo de rumores. La mayoría, infundados.La plaza de Misión Rescate, donde la familia de Ambrosio tuvo un bar y donde él mismo estuvo como cuponero mucho tiempo.  JUAN CARLOS TORODesde que le robaron joyas, a que se llevaron una importante suma de dinero en metálico. De ahí para arriba. Hay todo tipo de habladurías, pero la tónica general en Ubrique, donde residió y se crio, es la prudencia. Nadie quiere hablar más de la cuenta. Porque tampoco nadie sabe mucho más.[articles:342760]Solo que es la segunda muerte en extrañas circunstancias —por ser prudentes— en el entorno del pueblo en apenas cuatro meses, tras encontrarse el cuerpo sin vida de Bau, como se le conocía, a la altura de la depuradora de la localidad el pasado mes de mayo.Ambrosio, la víctima de este fin de semana, era un hombre invidente de 61 años. Con 24 años empezaron sus problemas de visión. Un accidente doméstico con un cuchillo le provocó una infección y lo dejó sin vista en un ojo. Hace unos pocos años, una caída en casa, lo dejó ciego total. Por eso, prácticamente su vida laboral al completo la desarrolló en la ONCE. Era conocido en el pueblo por su labor como cuponero. Tuvo muchos lugares de trabajo, pero sobre todo se le conocía por vender cupones en el entorno del bar Acapulco, en la plaza de Misión Rescate. Su barrio. El negocio fue de su padre hace muchos años. Hace tiempo que cambió de manos, pero seguía acudiendo a tomar café casi a diario. [articles:333876]En el bar prefieren no hablar del asunto —"por respeto a la familia"—. En la plaza, su trágica muerte es un tema de conversación recurrente. "Nadie se esperaba esto", dice un compañero de profesión. "No sabemos nada, el pueblo está en shock", añade. Esa noche hubo "mucha mala leche", acierta a comentar.Porque a Ambrosio, todos los vecinos y representantes institucionales contactados por lavozdelsur.es lo definen como "un hombre bueno", como alguien "dicharachero" o incluso "bromista si tenía el día".Un cuponero de Ubrique, cerca del lugar donde trabajó Ambrosio.  JUAN CARLOS TORO30 años de servicio en la ONCE Donde lo conocen bien es en la ONCE. Apenas le dio tiempo, antes de perder visión, de trabajar en algunos bares de familiares —tenía varios con negocios hosteleros—, pero la gran parte de su vida laboral estuvo ligada a la Organización Nacional de Ciegos Españoles.El director de la ONCE en Ubrique, Juan Antonio Moreno, hasta dice sin titubear el tiempo que estuvo de servicio: "30 años y 26 días". Él mismo es muy amigo de uno de sus hermanos. Y aún no se cree que lo hayan matado. "No he querido ni ver las noticias, desde el sábado estoy que no me lo creo, parece que va a aparecer por la agencia a saludar o a echar un café en cualquier momento", señala a este periódico.Ambrosio era "dicharachero, bromista y tenía buen trato con la mayoría de la gente", señala Moreno, quien recuerda que en Navidad se llegaba a disfrazar de Rey Mago o Papá Noel para divertir a sus clientes. Y para ver si así vendía algo más en esas fechas, por qué no decirlo.[articles:342762]Ambrosio se afilió a la ONCE en febrero de 1987 y empezó a trabajar apenas cuatro meses después, de forma ininterrumpida, hasta que se jubiló en puertas del verano de 2017."La familia está muy afectada, lógicamente, ni he hablado con mi amigo, porque uno escucha tantas cosas..." comenta el director de la organización en la localidad ubriqueña, donde era muy conocido. Y querido.Las banderas a media asta en el Ayuntamiento de Ubrique.  JUAN CARLOS TOROA Ambrosio le gustaba mucho la música —"siendo ciego aprendió a tocar la batería", recuerda Moreno— y era "muy inquieto". También tenía predilección por el mundo del motor, y disfrutaba con la tranquilidad del campo. Como en Tavizna, donde "echaba los días".Normalmente, lo llevaba en coche algún familiar o un amigo. Pero también se desplazaba en autobús. La parada está a pocos metros de la entrada a su casa, a la que llegaba poco después. En el entorno nada ha cambiado. Y ha cambiado todo.No se ven vecinos —hay mucha segunda residencia de habitantes de Ubrique— y solo se escucha el discurrir del agua del río Tavizna, que pasa cerca de la vivienda donde a Ambrosio le quitaron la vida este fin de semana. "Ubrique es un pueblo tranquilo, no estamos acostumbrados a estas cosas", insiste Moreno.El bar Acapulco, que fue del padre de Ambrosio.  JUAN CARLOS TOROUbrique y Benaocaz, "en shock"En Ubrique, la segunda localidad en población de la Sierra de Cádiz —solo por detrás de Arcos—, no se habla de otra cosa. "Era muy bueno, no sé cómo le han hecho esto", dice Pepe, un vecino que lo conocía de "toda la vida". Como tantos, está "en shock".Desde el Ayuntamiento ubriqueño, preguntado por lavozdelsur.es, el alcalde Mario Casillas prefiere guardar silencio. Y se remite a "los comunicados oficiales aconsejados por las personas que están llevando la investigación". El Consistorio decretó luto el sábado, por lo que las banderas ondean a media asta en su fachada. "Se hace saber que la investigación está bajo secreto de sumario, por lo que se solicita prudencia y colaboración ciudadana a la hora de difundir rumores e hipótesis", apuntaba este fin de semana el Ayuntamiento de Ubrique.La alcaldesa de Benaocaz, Olivia Venegas, localidad a la que pertenece Tavizna, lamenta los hechos y define a Ambrosio como "una persona muy buena, con un corazón muy grande". "Estaba censado en nuestro municipio, así que imaginad cuando nos enteramos de la noticia el sábado por la mañana...", comenta Venegas, con la voz entrecortada al otro lado del teléfono. Unos hechos que "extrañan mucho". Y al hilo, comenta que sería necesario reforzar la seguridad en la Sierra gaditana: "Estamos faltos de medios".La casa del cuponero, 48 horas después del crimen.   JUAN CARLOS TOROLa Sierra de Cádiz, la "gran olvidada" de la provincia en seguridadDespués de la trágica muerte de Ambrosio, sindicatos de la Guardia Civil recuerdan la escasez de recursos, humanos y materiales, con los que cuentan en la Sierra de Cádiz. La madrugada de su asesinato, había una patrulla para seis localidades, que abarcan 400 kilómetros cuadrados.El sindicato Jucil alertaba de que el déficit de agentes se extiende también a otros municipios como Olvera, Setenil, Torre Alháquime y Alcalá del Valle, que, con unos 16.000 habitantes, también dependen de una sola patrulla para un entorno de 340 kilómetros cuadrados.[articles:342783]La Asociación de Guardias Civiles (AUGC), en conversación con lavozdelsur.es, lamenta el triste suceso de Tavizna y apunta que "si bien no podemos establecer una relación directa sobre la desgracia ocurrida y la falta de personal policial, sí consideramos que desde hace ya años todas las poblaciones de la serranía de Cádiz vienen sufriendo una lacra respecto a la falta de medios y personal".Con los recursos actuales, no se puede "prestar un servicio de calidad y efectivo" para la población de estas localidades. "No debemos olvidar que dichas poblaciones vienen recibiendo grandes flujos de población intermitente y a su vez el regreso o llegada de nuevos habitantes. Esto demanda un concepto diferente de servicio policial más efectivo y desde AUGC Cádiz entendemos que la Serranía de Cádiz es la gran olvidada de la provincia en materia de seguridad".