Edición original: Superman / Fantastic Four – Marvel Comics – DC Comics – mayo 1999Edición nacional/España: Comics Forum – noviembre 1999Guion: Dan JurgensDibujo: Dan JurgensEntintado: Art ThibertColor: Gregory Wright, Digital ChamaleonPortada: Alex RossTraducción: Roque GonzálezRealización técnica: Estudio Din&MitaFormato: 895 pesetas (número único en formato tabloide de sesenta y cuatro páginas).Antes del encuentro en la taquilla, hubo una reunión no soñada…«En otro universo, Superman existe.»Prólogo: Tigres, leones ¡todos quieren ser los campeones!El verano que toca a su fin ha tenido como curiosidad comiquera y cinematográfica la coincidencia en las salas de los nuevos filmes dedicados a Superman y los Cuatro Fantásticos. El duelo de audiencia y taquilla ha tenido su oportuno reflejo en las redes sociales, en un contexto en el que el género superheroico parece estar en crisis. Sin embargo, más allá de esas bizantinas discusiones que estarían mejor con comercio y bebercio de por medio, creo que ambas producciones parecen haber tenido el efecto de salvar los muebles en el plano económico e inyectar una razonable esperanza entre la afición, después de un periodo marcado por propuestas poco ilusionantes y resultados decepcionantes. Fuera del ámbito fílmico hay que reconocer que ni el Hombre de Acero ni la familia Richards están al nivel de sus mejores momentos. En mi opinión, el primero ha cedido su primacía al otro gran personaje de la editorial, Batman, en tanto que los segundos no han vuelto a ser relevantes desde los días de la etapa de John Byrne. Sin embargo, conservan todavía el valor artístico y cultural de ser los representantes del arranque de sendas etapas particularmente venturosas en el género superheroico. Puede que Superman no fuera el primero justiciero enmascarado dotado de poderes, pero su llegada es uno de los referentes del inicio de la edad dorada, en tanto que los Cuatro Fantásticos marcan el inicio de la Marvel que conocemos y por extensión, de la edad de plata. Su peso respectivo desde un punto de vista histórico es innegable y su larguísima trayectoria está poblada por obras memorables. Ésta quizá no sea una de ellas, pero sí es un bonito homenaje donde la relación entre los protagonistas está definida por el respeto y el cariño. La destrucción infinita.La historia se sitúa en un contexto en el que los personajes son recogidos de su continuidad regular. No estamos en un universo en el que los personajes deceeros y marvelianos conviven -como aconteciera con los cuatro primeros cruces- sino que tanto el kriptoniano como el cuarteto residen en sus respectivas Tierras. Desde el punto de vista empresarial, las relaciones entre las dos editoriales están pasando por una etapa de cooperación que va a abarcar unos diez años, desde los encuentros entre el Batman sustituto, el Batman titular y el Castigador y el gran fin de fiesta con los Vengadores y la Liga de la Justicia. Dentro de este periodo hay unos años específicos en los que se instaura una especie de continuidad entre editoriales. Son los tiempos preparatorios de la serie Marvel vs. DC / DC vs. Marvel, del universo amalgamado y del personaje de titularidad conjunta Acceso y sus dos series limitadas. El hecho de que en la ficción se reconozca la existencia de ese otro universo es un detalle que llama la atención. Durante Noche final, un Hal Jordan que aún viste el manto de Parallax -Paralaje en la edición de Vid Comics- persigue a Hank Henshaw el Ciborg Superman para hacerle pagar por su papel en la destrucción de Coast City. En esa cacería menciona que ha seguido a su presa hasta otro universo, haciendo mención del encuentro entre Linterna Verde (Kyle Rayner) en ese momento y Estela Plateada, prólogo de la esperada miniserie de enfrentamiento. Así, la historia tiene como premisa que las barreras entre universos pueden ser franqueadas por seres con el poder suficiente para ello y que los habitantes de uno tienen conocimiento del otro y viceversa.La historia se inicia en Metrópolis cuando Superman encuentra un cristal kriptoniano en el que se su padre biológico Jor El le advierte de que sus teorías sobre la destrucción de su planeta natal estaban erradas: el apocalipsis no se debió a fenómenos naturales sino a la actuación de Galactus, el devorador de mundos (que, ahora que lo pienso, también entraría en esa categoría, pero está dotado de consciencia de su ser). Previamente, se ha visto al poderoso ser visitar los restos de Kripton y actuar con la nave en la que el pequeño Kal El viaja a la Tierra. Todo parece indicar que las nuevas conclusiones de Jor. El son correctas, lo que lleva a Superman a cruzar dimensiones al mejor estilo Fringe y a buscar a quienes tienen notable experiencia a la hora de lidiar con Galen de Taa: los Cuatro Fantásticos.En el periodo en el que se ambienta esta historia el cuarteto de exploradores de lo desconocido acaba de retornar de la dimensión de bolsillo de sus aventuras en Heroes Reborn y su regreso a la continuidad regular se ha traducido en un tercer volumen iniciado por Scott Lobdell y Alan Davis -que hicieron un trabajo notablemente interesante- y continuado por Chris Claremont y Salvador Larroca. La familia Richards reside en un almacén de los muelles neoyorquinos y el patriarca mutante se dedica a utilizar conceptos, secundarios y tramas de sus días de gloria con la Patrulla-X. El resultado es un tebeo entretenido al que con cierta socarronería se considera la mejor versión de Excalibur del momento. Aquí se aprovechan la localización del nuevo cuartel general y los uniformes, para presentar una versión estándar del cuarteto, más la adición de un Franklin Richards que se ha reunido con su familia después de un año de ausencia. Esto se puede hacer extensivo a toda la parte proveniente de la casa de las ideas, lo cual no es extraño si tenemos en cuenta que el guionista y dibujante del tebeo no es otro que Dan Jurgens. Este buen señor, que ha trabajado ocasionalmente en Marvel con personajes como Spider-Man (más o menos), el Capitán América o Puño de Hierro es bien conocido por haber firmado una larga y sólida etapa con Superman, con momentos tan conocidos como el de su caída y su retorno. El auténtico villano de la historia, Hank Henshaw, es de su cosecha y su presencia está perfectamente justificada, porque su primera aparición, la cual es previa a su conversión en una versión cíborg del Hombre de Acero, comenzó como un homenaje con tintes oscuros al origen de los Cuatro Fantásticos. Él era miembro de una tripulación de cuatro personas cuya nave se vio bombardeada por los rayos cósmicos, con el resultado de que fueron dotados de habilidades que le llevaron a la muerte. Verle interactuar con Susan, Johnny y Ben es como contemplar a una versión oscura, despiadada y cruel de Reed. La idea de que Míster Fantástico tenga un lado oscuro ha sido explorada superficialmente por guionistas como Peter B. Gillis, Chris Claremont o Tom DeFalco, pero creo que no se ha llegado muy lejos en la continuidad principal. Superman visita a los Cuatro Fantásticos y cae en una trampa doble en la que Henshaw quiere ofrecer sus servicios a Galactus y éste desea que Kal El sea su nuevo heraldo. La trama no está muy pulida, pero los personajes están bien manejados y Jurgens resuelve la historia por medio de un ejercicio de metaficción ciertamente interesante. Franklin y Ben son fans de la serie de animación de Superman -la de la continuidad fundada por Bruce Timm, Paul Dini y Glenn Murakami allá por 1992- pero sabe que en otro universo es real. Kal es el héroe de un niño y es esa fe la que le lleva a imponer su humanidad a la programación aséptica y congeladora a la que pretende someterle Galactus. Un final para una historia en la que los protagonistas no se presentan como antagonistas sino como héroes que se respetan y al final de la aventura, se aprecian. Epílogo: lectura para una tarde de verano.El decepcionante regreso de las colaboraciones entre Marvel y DC que ha tenido lugar en estos días ha sido una buena oportunidad para repasar estas colaboraciones de otros años que, sin ser nada del otro jueves, son tebeos hechos con oficio. Jurgens maneja a unos personajes que son fácilmente reconocibles y cuenta una historia para pasar el rato, consciente de que no puede haber consecuencias ni importantes y serias. Sus lápices están bien, aunque creo que quizá hubieran lucido mejor con un entintador de estilo distinto al que le tocó, Art Thibert. Este buen señor llegó con la hornada de émulos de Rob Liefeld y Jim Lee y trabajó con esos estilos con lápices y tintes. Aquí presenta un trabajo que me recuerda al de Terry Austin de esos años y que no es el que resulta mejor para los dibujos de Jurgens, aunque tampoco desagrada. A nivel de coloreado tenemos al veterano Gregory Wright y un coloreado por ordenador que ya era parte del paisaje y el paisanaje.Como apunte final es menester mencionar la espectacular ilustración de portada realizada por Alex Ross, con diferencia lo mejor del cómic. Ilustración de Alex Ross.Lo mejor• Un tebeo hecho con cariño hacia los personajes protagonistas. Lo peor• No debe leerse con expectativas muy elevadas.