No jugaba desde el pasado 7 de septiembre. Llevaba Lamine Yamal 21 días sin pisar un campo, convertido en motivo principal de debate porque Flick le reprochó a su colega, el seleccionador Luis de la Fuente, que no cuidara al joven talento. Pero apenas necesitó 57 segundos para inventar un momento mágico en Montjuïc, con más de 50.000 personas sintiéndose testigos privilegiados de la jugada que elevó al Barça al liderato en la Liga. No le despista nada. Ni las fiestas. Ni el ruido a su alrededor. Ni la frustración de ver como Dembélé besaba su primer Balón de Oro.Seguir leyendo....