El Plan Nacional de Desarrollo 2022–2026, bautizado por el Gobierno como ‘Colombia, potencia mundial de la vida’, avanza con logros parciales, desafíos estructurales y un obstáculo creciente debido a la crisis fiscal que enfrenta el país tras la caída en el recaudo tributario del 2023 y el ritmo modesto al que avanza el PIB.Aunque algunos sectores muestran sobrecumplimientos o indicadores en terreno positivo, los datos fiscales revelan que las metas más críticas del sector Hacienda están lejos de cumplirse y que, a mitad de mandato, el margen de maniobra financiera del Gobierno se ha reducido drásticamente.Consulte aquí: Crisis fiscal: el déficit del Gobierno rompe récord y la caja se agotaCon corte al 30 de junio de 2025, el avance global del plan es del 58,2%, y en el componente de Hacienda, la ejecución es desigual; ya que el indicador sobre activos especiales entregados a economías populares avanza en un 152,5 %, muy por encima de la meta, mientras que otros datos clave, como el balance primario del sector público no financiero, la cobertura pensional territorial y el crecimiento de cotizantes a la seguridad social, marcan señales de alerta.Avance parcial en ingresos, deterioro en gastosUno de los logros que destaca el Gobierno es el comportamiento del recaudo tributario; dado que a diciembre de 2024, el recaudo neto como porcentaje del PIB alcanzaba un avance del 82,66% de cumplimiento frente a la meta del cuatrienio; mientras que en el caso de los ingresos tributarios y no tributarios territoriales, el avance fue del 95,04%, impulsado por el fortalecimiento de capacidades locales y medidas como la armonización de estatutos tributarios.La falta de recursos ha frenado la implementación de programas sociales en esta administración.Imagen de ChatGPTSin embargo, la otra cara del balance es menos favorable; ya que el indicador del balance primario del sector público no financiero, que mide la diferencia entre ingresos y gastos sin contar intereses de deuda, presenta un avance de -105,8%, un resultado negativo que implica que el país no solo se alejó de su meta de equilibrio fiscal, sino que profundizó el déficit respecto a lo previsto.Esta tendencia es consistente con los hallazgos del Marco Fiscal de Mediano Plazo, que anticipó un déficit del Gobierno Central del 7,1% del PIB para 2025 y alertó sobre un mayor peso de los gastos permanentes frente a los ingresos estructurales. En otras palabras, el Estado está gastando mucho más de lo que produce, lo que limita su capacidad para financiar de manera sostenible los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo.Puede interesarle: Nueva ‘guerra’ de tarifas en el mercado de la telefonía móvil: este es el panoramaSeguridad social y pensionesOtro punto débil en el componente de Hacienda es la baja incorporación de nuevos cotizantes al sistema de seguridad social, ya que con corte al 31 de diciembre de 2023, el avance de este indicador apenas llegaba al 15,53%, un resultado muy por debajo de lo esperado; reafirmando así las dificultades persistentes para formalizar el empleo en Colombia, especialmente en los sectores rurales, informales y de autoempleo.Además, el porcentaje de entidades territoriales con cobertura del pasivo pensional se situó en 28,8% al cierre de 2023, evidenciando el rezago en el saneamiento de obligaciones pensionales subnacionales; si se tiene en cuenta que estos pasivos no cubiertos representan una bomba fiscal silenciosa que, de no resolverse, puede comprometer tanto el equilibrio regional como la sostenibilidad del sistema en su conjunto.La falta de recursos ha frenado la implementación de programas sociales en esta administración.Imagen de ChatGPTUn plan sin músculo financieroPortafolio conversó con Juan Carlos Arbeláez, socio director de impuestos y asuntos legales en Crowe Colombia, quien partiendo de los datos anteriores, sostuvo que el impacto de la crisis fiscal sobre el Plan de Desarrollo es innegable y que si bien se puede corregir el rumbo, no confía en que se logren grandes avances en el último año de gobierno.“Es indudable porque para poder ejecutar ese Plan Nacional de Desarrollo, que era bastante ambicioso, se necesitaban muchos recursos. Y también, para nadie es un secreto, los recursos no han llegado porque buena parte del presupuesto se ha ido en gastos generales del Estado”, explicó.Más información: Segundo día del paro minero: manifestantes, a la expectativa de reunión con el GobiernoEn su opinión, esta situación ha hecho que se pierda capacidad de inversión social, precisamente el eje central del plan del Gobierno; dado que la pérdida de músculo fiscal afecta no solo la ejecución presupuestal, sino también la viabilidad política y técnica de reformas estructurales como la laboral, la pensional y la energética.Arbeláez estima que, a pesar de los esfuerzos por recomponer el camino, el avance global del plan difícilmente superará el 65% o 70% al cierre del cuatrienio, muy por debajo del objetivo del 85 % y aunque dice que “espero equivocarme” admite que hay una voluntad política de corregir.La falta de recursos ha frenado la implementación de programas sociales en esta administración.Imagen de ChatGPTSegún Arbeláez, hay sectores estratégicos donde el Gobierno podría enfocar su gestión para mejorar la ejecución del plan y cerrar el mandato con un balance menos débil. Uno de ellos es la inseguridad alimentaria, especialmente en departamentos como Chocó y La Guajira, donde aún no hay claridad sobre el impacto real de los programas de atención.También destaca el potencial de las vías terciarias en zonas rurales, en el marco de la convergencia regional y aunque reconoce que hay obras en marcha, advierte que muchos de estos avances no están reflejados en indicadores oficiales, lo que resta visibilidad a los logros reales.Otras noticias: Especial: Plan de Desarrollo, en el 58% a un año de acabar el Gobierno“Otro frente que podría mostrar resultados positivos es la transformación productiva digital, donde algunas empresas han accedido a beneficios y acompañamiento estatal. Según estimaciones del Mintic, el avance en este indicador ronda entre el 35% o 36%, lo que abre una ventana de oportunidad para incrementar esa cifra en los meses que restan”, indicó.Por último, menciona la transición energética, aunque advierte que este sector enfrenta cuellos de botella como los retrasos en consultas previas, que han frenado el desarrollo de proyectos de energía solar y eólica y señala que “si el Gobierno logra destrabar estos proyectos, la ejecución del PND podría mejorar significativamente”.La falta de recursos ha frenado la implementación de programas sociales en esta administración.Imagen de ChatGPTPor último, hay que decir que el componente laboral del Plan Nacional de Desarrollo también evidencia avances parciales y rezagos estructurales, ya que aunque la formalidad laboral alcanzó un cumplimiento del 99,77% y la inclusión de personas con discapacidad y víctimas supera el 77%, otros indicadores clave muestran atraso.Por ejemplo, la cobertura pensional en adultos mayores apenas llega al 50,28%, y la población joven que ni estudia ni trabaja solo alcanza un avance del 34,21%. A esto se suma el rezago en la reducción del trabajo infantil y el avance intermedio en colocaciones de mujeres y jóvenes, que oscila entre el 63 % y el 72 %.Información relacionada: Avances a medias: catastro sin consolidar y pobreza que no cierra brechasLos resultados reflejan que, pese a los esfuerzos institucionales, la promesa de mayor inclusión laboral y protección social sigue incompleta y que para cerrar el cuatrienio con impacto tangible, el Gobierno deberá redoblar esfuerzos en empleo juvenil, pensiones y equidad de género.DANIEL HERNÁNDEZ NARANJOPeriodista de Portafolio