El presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, se puso unas gafas nuevas, montura moderna de pasta oscura, para entrar en la junta extraordinaria de accionistas de este miércoles en Sabadell, donde se debatía la venta de la filial británica TSB al Banco Santander, y el posterior reparto de un dividendo de 2.500 millones de euros. Pasado un rato, Oliu echó mano de sus anteojos habituales, de grandes cristales y fina montura dorada. No será porque no viera claro el resultado de la votación: 99,6% de apoyos a la decisión de venta tomada por él y por el consejero delegado, César González-Bueno. Seguir leyendo