Gracias, Arquillo

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Como si de un juego de regresión se tratase, imagínense que hace una semana nada de lo que usted, querido lector, sabe realmente pasó. No hubo un cabildo histórico, en el más manoseado de los sentidos. No se llenaron todos los espacios habilitados y por habilitar en la basílica y en sus aledaños. No hubo un caos organizativo en el arranque de una cita crucial en el devenir de la hermandad, en el que estaba en juego, en un duelo plebiscitario, más que un cambio en la mano que agarre fuerte la célebre vara de las capillas, el admitir o no como nuevo icono de belleza en el ideario cofrade más allá de la fronteras de la ciudad el rostro... Ver Más